Nada

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Nada. No siento nada. Vacía. Debería sentir algo: miedo, tristeza, rabia... Nada. Estoy aquí, pero a la vez no estoy. Me arrastran al centro de la plaza. Es mi fin. No me resisto, ¿para qué? no sirve de nada. La gente me grita y me tiran cosas, me atan a un tronco y colocan pilas de madera en torno a mí. Es como si viera todo a través de los ojos de otra persona. Lo siento lejano, ajeno. Encienden la cerilla y la arrojan a mis pies. La madera empieza a arder, pequeñas llamas al principio, enormes después. Ya no veo a las personas, solo veo rojo. Noto el calor, sin sentir nada más. Tal vez quemen mi cuerpo, pero mi alma está muy lejos ya.

Suspiros sobre letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora