El libro

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Las ramas me ahogaban, me tenían sujeta por el cuello, el resto de mi cuerpo estaba en el aire.

El viento me azotaba en la piel, sin tregua, eran como látigos que me herían castigandome.

Empezaba a llover, las gotas de agua me alibiaban las heridas pero a la vez se me clavaban como agujas.

Mis pies que raspaban el suelo unicamente con las puntas de los dedos se iban calentando. Mire hacia abajo y contemple con horror como la hierba verde se iba teñiendo de tonos rojos y naranjas, el fuego acabaría con mi hogar.

Esperaba un milagro que nunca llegaría, estaba sola, solo esperaba con lágrimas en los ojos que todos los animalillos hubieran podido escapar. En los más profundo de mi ser sabía que no sería así.

No lo debería haber hecho, nunca debí haber abierto ese libro.

Suspiros sobre letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora