Piruleta de colores

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La noria se mecía suavemente, iba dando vueltas. La cabina casi había llegado arriba y la chica, morena de tez pálida, sentada en unos pequeños asientos que había en su interior sujetaba con fuerza en una mano, una piruleta gigante y en la otra mano llevaba entrelazados sus dedos con otros más grandes y musculosos, los de un chico alto y bastante guapo.

-Las vistas son preciosas -dijo la joven girándose hacia el cristal.

El chico se inclinó hacia ella para besarla pero la chica cogió la piruleta y la interpuso entre sus labios y los de él.

Las ventanas empezaron a repiquetear, la fina lluvia golpeaba los cristales. Un día caluroso de verano empapado por una fresca tormenta.

Ahora fue la chica la que aparto la piruleta, se inclinó dentro de la cabina y le beso.

Piruleta de colores en un día lluvioso -pensó.

Suspiros sobre letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora