Estaba en la discoteca en la zona Vip, Laureen se había ido hace tiempo a bailar con un chico desconocido que le estuvo tirando los tejos, y yo estoy en la barra, aburrida, y como siempre, desapercibida entre la gente, parecía invisible como en cualquier otro lugar.
Decidí ir a bailar yo sola, para al menos pasar el rato, necesitaba un cambio, y si seguía así no conseguiría nada.
Me encaminé hacía la pista de baile moviendo las caderas y me puse en lo que yo creí que era el medio de la sala, empecé a bailar animadamente, para no desentonar con la gente. Me sentí atraída por la música, una canción, y otra, y otra, no podía parar de bailar, estaba despreocupada del mundo, no pensaba en nada, solo movía mi cuerpo al ritmo de la música, a veces lenta, otras rápida, hasta que alguien me cogió de la cadera, era Laureen.
-Hola Caroline.- Dijo animadamente, bailando conmigo.
-Hola Laureen, ¿no estabas con ese chico?
-Si, terminamos.- Dijo riendo.- ¿Ningún chico?
-Nadie.- Dije uniéndome a sus risas que todavía persistían.
-¿Quieres irte? Son las seis de la mañana, yo ya estoy cansada.
-Vayámonos.
Cogí de su mano y nos fuimos hasta salir a fuera donde el frío nos envolvió como un abrigo.
-Posiblemente mi compañera de piso esté con su novio.- Dijo para sacar tema.
-No sabía que tenías compañera de piso.- Dije desinteresada.
-¿Y quién no? En los tiempos que corren es difícil vivir sola.
-Yo vivo sola, así es más fácil, soy desordenada, dormilona y solitaria, es difícil convivir con alguien como yo.
-Que suerte tienes, yo no me lo puedo permitir, y no es difícil convivir con alguien así, mi compañera de piso es desordenada, no cocina, no limpia, y cada día de la semana duerme con el novio y cada fin de semana se lleva a un ligue nuevo, es difícil dormir viviendo con ella.- Dijo sonriendo de lado..
-Yo te diría de vivir conmigo, pero no tengo cama.- Dije riendo, nunca pensé en buscar una casa con una cama de más porque no esperaba hacer amigas o llegar a tener en un futuro alguien con quien convivir.
-No si no lo dije para intentar acoplarme en tu casa, en verdad aun con esos defectos nos complementamos, yo cocino, limpio y hago las tareas y ella va a comprar, saca al perro de paseo y esas cosas que yo odio hacer.- Dijo riendo.
-Yo siempre quise tener un perro...- Dije en voz baja, con la voz algo más entristecida, por culpa de la alergia de mi madre nunca pude tener un perro, y en el piso que estoy no se permiten.
-Llegamos.- Dijo Laureen ladeándose en su sitio.
-Adiós, ya nos veremos.
Me bajé del coche y me encaminé a casa, cuando entré rápidamente fui a ducharme para poder ponerme el pijama e ir a dormir, ahora me daba cuenta de el sueño que tenía, escondido por el ruido alto de la fiesta y el movimiento incesante.
Me puse un pijama desteñido y viejo que encontré entre mi ropa y decidí dormir, dando pierna suelta a mi imaginación,para poder soñar toda la noche, dejando mi mente dispersa entre mis pensamientos, concentrándome en lo que realmente pudiera hacerme feliz, sin hacer caso a todos los asuntos que podían entristecer a cualquiera que se detuviera a pensar.
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Me levanté a las horas de dormir, eran las cuatro de las tarde, pero tampoco tenía nada que hacer, no podía volver a llamar a Laureen, ella tenía algo que mantener, su vida, pero yo no, porque era algo parecido a un autómata, siempre lo mismo, siempre haciendo lo que se me pedía, o lo que se me daba bien, sin complicaciones, sin riesgos, así nunca podría caerme, o equivocarme, no me quejo, pero no me siento orgullosa, nunca he sufrido por una caída, nunca he pintado fuera del borde, nunca he buscado una perdición en la vida que me llevase a la lujuria o al riesgo, mi vida definitivamente, no tenía nada de especial, de divertido, nada de nada. Mi padre siempre me decía que buscara algo por el cual querer luchar, sentir emociones fuertes y vivir al extremo, siempre pensé que yo era su gran decepción, nunca fui lo que él quiso.
Decidí buscar algo en lo que entretenerme y dejar mis pensamientos atrás, no pensar triste hacía verme feliz, no pensar en la cruel realidad que se formaba a mi alrededor poco a poco, tenía que permanecer en mi burbuja.
Cogí el portátil y vi algunos vídeos en youtube, hice algunos test que encontré en las entrañas del google y revisé mis redes sociales, donde ya tenía la petición de Laureen, supuse que me habría buscado, y no le dí mayor importancia.
A la noche tomé unos fideos precalentados y a falta de sueño decidí continuar leyendo Cumbres Borrascosas, cuando mis párpados no aguantaron más me dormí.
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Era domingo a la mañana y no tenía nada que hacer, este no era mi mejor día.
Simplemente, pasaron las horas sin yo darme cuenta, poco a poco ya era lunes.
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Me levanté de la cama y me preparé para irme al trabajo, supongo que me tocaba seguir con el blog y seguir trabando amistades con mis compañeras tan triviales.
Cuando llegué al edificio Laureen me abrazó fuertemente y me recibió con su inigualable sonrisa me deseo un buen día y se fue corriendo, demasiado trabajo, pensé.
Al llegar a mi despacho me encontré con Alice concentrada al máximo.
-Hola Caroline, nos han pedido seguir con el blog y además nos encargaremos las tres de una revista que apenas mueve dinero, pensaban quitarla del mercado por falta de fondos pero están probando en un intento desesperado ganar dinero con ella y exprimirla al máximo, y nosotras nos encargaremos de ello, espero que se te de bien redactar noticias, prefiero fotografiar los momentos cruciales, Anna dice ser la típica paparazzi irritable que no se le escapa ninguna exclusiva, nos han pedido remontar un poco la revista para sacarle el mayor dinero posible, siendo esta un caso perdido, pero hemos decido hacer lo posible para que sea número uno en ventas, que sepan de lo que somos capaces.
-Eso esta hecho.
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Casette
Teen Fiction¿La chica de los cafés? Eso ya es demasiado cliché. Pegaría más decir...¿la principiante de reportera? ¿Intento inutil de ayudante? No se, cómo veáis. Caroline es la chica en pruebas, eso está claro, la chica de los mandados, del noticiero menos ven...