Parte 12.

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Llegamos a mi casa, y le invite a entrar, aún sabiendo lo desordenada que estaba.

Entramos y preparé un café para cada uno, él estaba sentado en mi cama, pues era el único sitio aparentemente cómodo para sentarse, notaba su mirada clavada en mi espalda, mientras me movía torpemente por la cocina, sabía que observaba cada paso que hacía, cada movimiento, y me ponía nerviosa, nunca nadie se había parado a mirarme tan detenidamente, al menos eso creo, al menos eso creo saber.

Cuando por fin termine los cafés, me di media vuelta, para encontrarme con sus ojos curiosos, caminé hacia la cama y le di su descafeinado mientras yo me sentaba en el suelo y tomaba un sorbo en el café caliente.

-Me gusta ver como te mueves por la cocina, revolviendo todas las cosas y sin pararte a pensar que estas haciendo, cogiendo lo primer que ves y soltarlo para después centrarte.- Dijo sin parar de mirarme.

-Eso me pasa porque me no dejas de mirarme.- Le contesté tomando otro sorbo, sin ser capaz de concentrarme en su mirada.

-¿Acabas de decirme que te pongo nerviosa?.- Me sonreía con su sonrisa de lado, viéndose de lo más guapo.

-Es normal si me miras como un psicópata, a todo el mundo le pondría nervioso.

-El problema aquí es que todo el mundo no eres tú, y que si no eres tú no miro como psicópata a nadie.

-Pues que pena, a todo el mundo le gusta que le miren así.- Le contesté bromeando, intentando quitar el rubor de mis mejillas.

-Me alegro de saberlo, debo irme Caroline, nos vemos otro día.- Y así, dejándome con la palabra en la boca, se fue, sin decirme nada más, misterioso, como siempre.

Me preparé para dormir, descansar y fin, pero mientras me ponía el pijama para escuchar música y releer mi libro,  decidí dejarme caer en la cama, y pensar sobre todo, sobre él, sobre aquél misterioso chico que sin conocerle ya ocupaba mi mente, que me sacaba una sonrisa sin necesidad de hacer nada, solo con su presencia. 

¿Cómo era posible? Nunca me había pasado nada de esto, creo, porque siempre he sido la invisible, la que se quedaba en un banco leyendo mientras sus pocas amigas hablaban, la que apenas hablaba y prefería conocer el amor solo en las películas. 

Pero ahora estaba tan confundida... como era posible que estuviera pensando justo en él justo ahora, o en cualquier momento, no me podía permitir pensar en personas, pues yo había venido aquí para poder trabajar en algo que me gustase, y centrarme de lleno en ello, como siempre hice, como siempre haré, siguiendo a mis principios. No me podía permitir experimentar cosas nuevas, puesto que podría caerme, y no había tiempo para fallos, ni para limitaciones, debía seguir como hasta ahora, sobre seguro, y con paso firme.

Decidí salir a la puerta de mi casa a tomar el fresco, no tenía sueño y nada en mente, conque debía entretenerme con algo, aunque solo fuera en mirar las estrellas para así dejar de concentrarme en mis pensamientos, tan ilusos como yo.

Era una noche abierta, sin nubes, sin aire, donde apenas sonaba nada, tal vez algún coche en la calle de al lado. No había luces encendidas en las ventanas de las casas, todo parecía parado en el tiempo, donde solo las farolas persistían en seguir encendidas hasta que fuera de día, cada vez estaba más aburrida, era como si todo desapareciera hasta que el sol saliera a la mañana, como si la vida se muriera poco a poco, cómo si la vida nocturna desapareciese poco a poco en donde yo vivía.

Entré de nuevo a mi casa desesperada por hacer algo antes de dormir, conque cogí el ordenador y decidí buscar información y actualizar mi blog, también me quise pasar por el de mis compañeras qué, a desgracia mía, estaban ya muy adelantadas y Anna incluso me había conseguido superar, no me gustaría ser Alice en estos momentos, pronto sería de nuevo el recuento de seguidores y ella va la última, y le queda muchísimo para alcanzarme. No sabía que le podía estar pasando, puesto que ella era muy buena en todo lo que hacía, ella debería ser la chica diez.

Como era tan tarde ya, y había conseguido hablar con mis seguidores para hacer que el blog creciera, me fui a la cama, y en menos de un segundo,caí rendida en las sábanas, esa noche pensé en el chico misterioso, me encanta llamarlo así. Soñé en algo muy extraño, como cuando sueñas algo que ha sucedido años atrás pero no puedes recordarlo, tu mente no te deja. Soñé que estaba con él en una feria, esa feria en la que tanto he soñado los últimos años, pero donde siempre estaba yo sola, ahora estaba él, se veía mas nítido las imagenes que pasaban ppr mi cabeza,como si simplemente fuera un recuerdo tonto y olvidado que vuelve a ser recordado. En el sueño el cargaba con un oso de peluche que me había regalado en una caseta de tirar botellines, yo iba con mi cámara haciendo fotos a todo, comíamos algodón de azúcar, y nos parabamos en todos lados, luego, como siempre me pasaba en el sueño, nos fuimos a una parte de la feria sola a donde nadie sabe llegar, pero ahora iba acompañada con él, agarrada a su mano, y era ese momento cuando nos subimos a una atracción a media construcción, y donde como siempre, empezaba a bailar, antes sola, ahora con él, y justo ahí acababa el sueño, sin dejarme saber el final, y me desperté repentinamente, con el corazón latiendome rápidamente, nerviosa, sin saber que hacer.

Cuando me relajé al fin pude pensar todo de nuevo,pero ya la feria se veía borrosa en mi cabeza, como si el sueño quisiera desaparecer hasta que otro día volviese a dormir de nuevo, para atormentarme la noche, como siempre pasaba.

Pero el problema era que salía él, ¿por qué? 

Ciertamente el sueño se veía más completo con él, como si siempre hubiese estado pero no era capaz de verlo, de acordarme.

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