Capítulo 20: Abrazándote

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No tardó en llegar el mediodía, todos los Akatsuki estaban realizando misiones o recados con éxito, o sencillamente descansaban charlando unos con otros; pero aún Deidara no había salido de su habitación desde que se acostó ayer a la noche. Me preocupaba.

Llamé a la puerta, nadie contestó, así que decidí entrar con cuidado, me imagino que estará dormido, así que no quería molestarle. Una vez dentro, cerré la puerta para evitar despertarlo de los ruidos que los demás miembros hacían fuera, quería despertarlo, pero no tan bruscamente.

Era la primera vez que estaba en la habitación de Deidara, miré a mi alrededor, en una pequeña estantería estaba aquel tarro de arcilla; eran las cenizas de Sasori.

Para estar medianamente a oscuras, se podía apreciar el blanco de las paredes, sin decoración alguna, simplemente ese pequeño mueble vacío con dicho tarro.

Al fondo de la habitación, había una cama de mantas blancas. Deidara estaba de espaldas a la puerta, tapado hasta medio pecho dejando afuera su brazo. Me acerqué con cautela y pude verle con mayor detalle.

Su melena rubia la tenía suelta dejándola caer por el borde de la cama, estaba sin camisa, dormía plácidamente, parecía que estuviera llorando durante mucho tiempo hasta quedar dormido, y en una de su manos, tenía una foto. Eran él y Sasori.

Me quedé observándole durante un tiempo, me senté al borde de la cama y le toqué el hombro, le moví suavemente para despertarlo.

-Deidara... eh... Deidara, despierta...- Susurré. Se volteó, aun tenía la imagen en una de las manos, abrió los ojos suavemente, rascándose con la palma de la mano uno de ellos.

-Leben... qué haces aquí...?- Su voz era leve, bostezó, pasó a sentarse apoyándose en el cabecero d e la cama.

-Venía a despertarte, no te has movido de aquí desde ayer que fuiste a dormir, no has comido nada; estás bien?- Obviamente sabía que la muerte de su amigo no la superaría de la noche a la mañana, pero me alegraría oír de su voz que estaría mejor.

-Un poco, tranquila, estoy bien, hm...- Sonrió levemente, luego miró a la foto que tenía en mano, y la puso en el cabecero de la cama con una chincheta que tenía ahí previamente.

-Dejaré que te vistas, te espero fuera- Al levantarme, me agarró de la muñeca suavemente, le miré, y se levantó de la cama, estaba en ropa interior. Se puso enfrente mía, me puso la mano en una de mis mejillas, me miró a los ojos, y me besó suavemente.

-Estaré destrozado por la muerte de Sasori, pero eso no quita que no puedas besarme, hm...- Me sonrojé más, salí fuera de la habitación.

-Te espero fuera, Dei- Él  asintió mientras empezaba a vestirse.



Secretos de tela: La historia de LebenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora