Capítulo 9: Quema!

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Tras llegar corriendo, recuperaba el aliento poco a poco,entre jadeos. Todos ya estaban despiertos y vestidos, pero no me preguntaron dónde había estado.

Al mediodía, Deidara les habló de mi don culinario a todos, y propusieron que yo podría hacer la comida. Acepté gustosa de poder deleitar a mis compañeros con un talento que no sabía que tenía.

El caso sería... que podría preparar?

Tras mucho pensar en un plato que pudiera gustarles a todos, me decanté por el bakudan y, como segundo plato, costillas de cerdo.
Mientras cocía el arroz con las algas y preparaba la carne, recordaba el incidente que sólo yo sabía.
Miraba a Kakuzu desde la distancia, que, como no... contaba el dinero de sus recompensas, tenía un brillo especial en los ojos. No podía evitar pensar en sus cicatrices, su cuerpo definido, su melena negra y larga cayendo por la espalda... Todo eso estaba ahora oculto bajo toda esa ropa...

Cuando volví de mis pensamientos, el arroz casi estaba quemado, y del apuro que me dio al sacarlo del fuego, me quemé y se me cayó al suelo, soltando un quejido de dolor y alertando así a mis compañeros, asustándoles. Deidara fue corriendo preocupado, yo me agaché a coger la comida que se esparramaba por el suelo, con el dedo quemado en la boca, el rubio me siguió para ayudarme.

-Estás bien?- La encimera nos tapaba de los demás, me agarró la mano afectada suavemente. Sus manos eran cálidas y suaves, tenía las bocas cerradas, él alzó la mirada, y otra vez, en medio de ese silencio. Pasó a cogerme ambas manos, nos acercamos más el uno al otro, si había arroz donde nuestras rodillas pisaron, no nos importaba en ese momento. Murmuró.

-Leben...- Sentía su respiración cerca de mí, cerré los ojos y noté sus labios con los míos.

Mis manos temblaban de los nervios, Deidara pasó a cogerme de los brazos, apegándome un poco más a él.

Aquello era el paraíso, no deseaba que este momento se acabara...! En cuanto sentimos unos pasos, nos separamos enseguida e hicimos el amago de estar recogiendo el arroz

-Pero qué hacéis? Leben, estás bien?- Se asomó Kisame para ver si había pasado algo grave, le respondí.

-Tranquilo, sólo me he quemado el dedo, tendré que volver a hacer el arroz...

-Te ayudaré, hm...- Saltó Deidara mientras recogía el arroz, algunos granos de éste se le pegaban a las manos y lo sacaba uno por uno.

-No tardéis, estamos impacientes por ver si cocinas tan bien, eh Leben?- Kisame sonrío, nos ofreció su ayuda.

-No sé cocinar, pero queréis que os ayude?- Deidara respondió

-No, Kisame, tú espera tranquilo, hm...- El pez se encogió de hombros y se fue; el artista y yo nos quedamos a solas en la cocina.

Tras volver a poner el agua y el arroz nuevamente a cocer, decidimos esperar ya que las costillas de cerdo ya casi estaban, las algas y el resto de ingredientes ya estaban listos.

Secretos de tela: La historia de LebenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora