Capítulo 3: A Aurora Malfoy no se le castiga...

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— ¿Por qué? —pregunté sin mostrar miedo, aunque la expresión que tenía era para salir corriendo de allí.

— No me cuestione señorita Malfoy— soltó furioso, haciéndome saber que no debía seguir enfadándolo, por lo que asentí.

— De acuerdo, aunque que yo recuerde no he hecho nada malo— solté con la voz más inocente que tenía, para luego caminar a la torre del director, con él siguiéndome.

Ninguno dijo nada en todo el camino, haciéndome sentir nerviosa. Tenerlo tan cerca, caminando literalmente detrás de mí, me hacía perder las fuerzas, raramente lo tenía cerca, y más a solas cuando iba a casa, apenas lo veía de lejos, y hablando con mi padre. Es que ni siquiera con ganas de matarme, dejo de sentirme así, lo cual era estúpido.

— Dumbledore— soltó a la estatua de gárgola, sacándome de mis pensamientos, para luego ambos subir hasta su despacho—. Siéntese— me ordenó señalándome la silla delante de su escritorio, antes de él sentarse detrás de este—. Supe del incidente esta mañana en el baño de chicas de su sala común—comenzó diciendo yendo directamente al punto—. Sé que fuiste tú.

— ¿Habla de las chicas calvas y con dientes negros? —Pregunté haciéndome la desentendida—. No tengo idea de cómo pasó eso. De hecho estaba dormida cuando sucedió, tengo testigos...

— No crea que con su expresión de ángel logrará algo— soltó de golpe haciéndome borrar la sonrisa de ángel de mi rostro—. Jamás ha pasado algo así en la sala común de Slytherin, y dado sus antecedentes es mi primera sospechosa— dijo sin sorprenderme lista para volverme a la defensiva.

— Entonces solo tiene suposiciones— solté de golpe sin mascara alguna—. Que yo sepa, no puede acusarme sin pruebas— dije cruzándome de brazos.

— Soy el director de este colegio, y sí puedo— me corrigió de inmediato haciendo que me levanté de golpe de la silla.

— No es justo, el hecho que haya cometido algunas travesuras en mi antiguo colegio, no es motivo suficiente como acusarme por esto— le reclamé molesta haciéndolo enfurecer.

— Siéntese— soltó antes de con su varita hacerme sentarme a la mala—. Primero no fueron travesuras, incendió la cocina del colegio...

— Fue un accidente— me defendí de inmediato.

— Convirtió a sus compañeras en ratones...

— No hubieron suficientes pruebas en mi contra...—solté de inmediato.

— Explotó la puerta de su antigua directora... —dijo una de las cosas más grave que había hecho.

— Me aburría— me defendí—. Pero eso no prueba que haya hecho algo aquí...

— La broma de esta mañana ya fue implementada en Beauxbatons, eso es prueba suficiente —soltó recordándome aquel detalle antes de llevar mi mano a mi frente. Había sido una tonta por no prevenir aquello—. Queda castigada todas las tardes con Filch, por un mes...

— Creí que me expulsaría— solté sin miedo.

— Su conducta es solo de una niña en busca de atención, no merecer una expulsión— me dijo tratándome como a una chiquilla por lo no pude evitar reír—. ¿Acaso estoy haciéndole una broma para que se ría? —preguntó más molesto que antes.

—Lo siento no pude evitarlo, pero es que usted cree que hago todo por llamar la atención, mi mente es mas calculadora que eso— respondí encogiéndome de hombros antes de levantarme de la silla.

El mejor amigo de papá |Severus Snape|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora