Capítulo 8: ¿A qué juegas Severus Snape?

12.9K 979 314
                                    

Me quedé no sé por cuánto tiempo apoyando mis manos en su escritorio, sonriendo cada vez que cerraba los ojos y recordaba aquel beso. Aquel que no sabía si había sido por burla, o porque en realidad si le gusto aunque sea un poco...

Lo que más quería era quedarme aquí hasta que se dignara a volver para que me diera una explicación, pero aun tenía que limpiar todas mis bromas, y realmente si no comenzaba ahora terminaría de madrugada. Por lo que aun en contra de mi voluntad, y ya recobrada la cordura, caminé hasta la puerta no si antes buscar en mi mochila mi pluma y un trozo de pergamino para luego escribir "me debes una explicación" en él, doblarlo, y dejárselo encima de su escritorio. Porque iba a hablar conmigo sí o sí....

Eran casi las doce de la noche cuando al fin terminé de limpiar cada encantamiento de mis bromas, dejándome totalmente agotada, sin ganas de mover un solo dedo, aunque ese beso lo había valido por completo. De hecho había cumplido mi castigo con una sonrisa tonta en mi rostro.

Al llegar a la sala común la encontré casi vacía, como era de esperarse, solo estaba un pequeño grupo de séptimo haciendo al parecer deberes, por lo que sin hacer ruido caminé hasta las escaleras.

— Aurora— escuché que me llamaba el tedioso de mi hermano, antes de decirle algo a una linda chica castaña, y esta sonreírle, pobre ilusa.

— ¿Qué? —pregunté directamente—. Porque estoy realmente agotada para escuchar regaños...

— Te dije que te habías pasado...—me regañó tal como dije que no haga.

— En serio que estoy cansada...—solté intentando evitarlo, haciendo que me viera extrañado.

— ¿Qué sucede? —preguntó sonando preocupado antes de yo bostezar.

— Limpié cada broma de este castillo, eso— le respondí a media verdad estrujándome los ojos del "sueño"—. Y mañana tendré que acostarme tarde para hacer los deberes de hoy, sin contar que tengo delante un rubio platinado que no deja irme a dormir— terminé de decir haciéndolo reír.

— De acuerdo, pero hablaremos mañana, quiero presentarte a alguien...—soltó sin llamar mi atención, las "alguien" de mi hermano no duraban más de una semana con él, y aun así seguía teniendo novias. Cuantas chicas ilusas habían en este castillo...

Sin decir nada más le pasé por el lado para caminar a mi habitación, en donde mis compañeras ya estaban dormidas, por lo que no tardé en tirarme en la cama con todo y uniforme para poco después quedarme profundamente dormida. Soñando con aquellos labios que me hicieron estremeces.

Desperté de golpe al escuchar unas voces, por lo que aun no sumo sueño abrí los ojos encontrándome con mis tres compañeras arreglarse, una de ella luchaba con su pelo, ¿tanto ruido por esto?, me pregunté antes de salir de mi cama con la varita en manos y dirigirme al baño de chicas. Al terminar volví a la habitación para buscar que ponerme.

Cuando lo hice me encontré con la misma chica peinándose aun, y otra ayudándole, por lo que tomé mi varita y con sencillo hechizo, le dejé el pelo lacio, a ver si así dejarían de hacer tanto ruido. Al hacerlo mis dos compañeras me miraron sorprendidas, antes de yo cambiar mi ropa, mi calzado, y mi pelo con mi varita, estando ya lista para ir a clases.

El resto del día fue igual a los otros, solo que estaba algo ida, aunque eso no impidió que siguiera respondiendo cada vez que los profesores preguntaban algo, ganando puntos al hacerlo, puntos que debía recuperar en compensación de todos los que perdí. Al terminar el día, respirando profundo y sin saber que esperar me fui al despacho del director, para luego subir y tocar la puerta. Y luego de "pase", entré con un poco de miedo.

El mejor amigo de papá |Severus Snape|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora