-Una vez más¿por qué demonios estoy yo aquí? –preguntó un sujeto de cabello negro, largo y grasoso, que parecía pasarlo muy mal, se mantenía con los brazos cruzados y no perdía oportunidad para demostrar su inconformidad.
-Porque te invitaron –respondió un hombre mucho, muchísimo mayor, de lentes de media luna, cabello y barba tan largos como plateados.
De pronto la concurrencia comenzó a aplaudir al tiempo que el sujeto de cabello negro se ponía de pie dispuesto a irse.
-Severus, espera un poco más... –como a un niño, Dumbledore tuvo que regañar a su acompañante, lo tiró suavemente de la túnica negra que vestía y con ese simple movimiento Severus Snape volvió a tomar asiento, después de todo, el viejo director de Hogwarts era a la única persona a la que Snape prestaba un poco de atención y obediencia, al grado de haberse hecho pasar por mortífago por tantos años.Dumbledore se unió al resto de los invitados y comenzó a aplaudir, frente a ellos pasó el motivo de aquella ovación; Remus Lupin y Nymphadora Tonks acababan de contraer nupcias en lo que parecía un hermoso jardín, que lucía perfecto esa tarde de verano.
Aquel evento parecía anunciar el fin definitivo de la guerra, Voldemort estaba derrotado, la paz y la calma regresaba poco a poco y, de algún modo, todos veían la boda Lupin-Tonks como el parte aguas perfecto para retomar sus respectivas vidas.
La recepción se llevaría a continuación, aunque Severus Snape estaba dispuesto a irse cuanto antes, no soportaba las miradas de todos, inquisitivas y molestas, a pesar de que había demostrado con creces que no era un traidor, muchos seguían cuchicheando dicha palabra a sus espaldas, y eso era precisamente lo que le molestaba, que no tuvieran un poco de valor de decirlo en su cara.
Dumbledore ya no hizo nada más por detenerlo, sabía que Severus no estaba cómodo y mucho menos feliz, le bastaba con que hubiera asistido a la ceremonia.
El mago caminó hacía la salida dando grandes zancadas, como era su costumbre, en su prisa chocó con un joven de gafas y pelo alborotado.-Potter –susurró Snape al tiempo que Harry Potter se re-acomodaba su lentes y lograr ver con quien chocó. Al mirarse frente a frente, el joven no pronunció palabras, ese niño le recordaba tanto a James que Severus tampoco dijo nada y siguió su camino hacía la salida.
La joven novia se abrió paso por entre los invitados y fue a ver a Harry.
-¿Estás bien? –preguntó Tonks observando a la distancia a Severus y alegrándose de que se marchara.
-Sí –dijo Harry con tono convincente –pero me podrías explicar ¿por qué lo invitaron?
Tonks soltó un bufido y puso los ojos en blanco –Remus insistió, dijo que había ayudado demasiado en la guerra... y bueno, tiene razón en se punto –la joven pausó –sinceramente no creímos que vendría, creo que Dumbledore tuvo algo que ver... pero ya –hizo una pausa nuevamente y tomó a Harry del brazo –ya se fue, ven a disfrutar... –y lo jaló hacía la fiesta, ahí se integró de inmediato con Ron Weasley y Hermione Granger, además de su novia Ginny, hermana de Ron.Estaba a punto de cruzar la salida, cuando Severus volvió a chocar con alguien. Una joven como de la edad de Tonks, posiblemente su amiga, tiró el regalo que llevaba entre las manos y los anteojos ovalados que le ayudaban a ver, por su expresión, se le había hecho tarde para llegar a la ceremonia. Lo menos que esperaba la jovencita es que aquel sujeto que, sin sus lentes lucía como una mera sombra negra, le ayudara a recoger lo que se le había caído. Pero no sólo no recibió ayuda, sino que también le tocó regaño.
Severus se había contenido cuando chocó con Harry, pero esta vez no iba a permitir las torpezas de otra persona.-Eres una niña –dijo el hombre en tono despectivo, erguido y sin la menor intención de recoger algo de lo que la chica había tirado.
-Pero si tú tuviste la culpa –la jovencita se puso de pie, había logrado alcanzar sus lentes y no sabía con quien se estaba metiendo. Alzó la mirada, ahora con los anteojos puestos y miró al sujeto con el entrecejo fruncido. Él la miró por un segundo examinándola, cabello castaño, largo y lacio, detrás de sus lentes unos ojos azul profundo, piel blanca y complexión delgada.
Él estaba a punto de lanzar uno de sus famosos comentarios irónicos cuando llegó Tonks - ¿harías el favor de dejar de molestar a mis invitados? – la novia dijo mientras entregaba a la otra chica el regalo que había tirado, Severus dibujó aquella sonrisa torcida y malvada, dio media vuelta y se fue.
-¿Estás bien, Audrey? –Tonks preguntó a lo que parecía su amiga.
-Sí, eso creo –dijo la otra chica -¿quién era ese? –preguntó.
-Un invitado de Remus, que eso quede claro –Tonks sonrió y ambas dieron por terminado el incidente.Las vacaciones de verano estaban a punto de terminar y Severus aún no tenía ningún trabajo seguro. Se había mudado a Londres, la vieja casa en Las Hilanderas le recordaba peores tiempos, y buscó un apartamento en el centro de la capital inglesa. Era un apartamento pequeño pero suficiente para él, mantenía ese toque sombrío de su vieja casa, mucho tenía que ver que el edificio era muy antiguo y que nunca abría las cortinas. Era un barrio muggle, aunque él no parecía tener problemas con eso, pues tenía las virtudes que a él más le gustaban: callado y tranquilo, al parecer, pocas personas en ese edificio tenían hijos, todos eran profesionistas solteros de mediana edad.
Aquella tarde calurosa, el mago se encontraba embebido en lecturas sobre pociones y cada vez que podía, pensaba en un mejor método para elaborar tal o cual poción. Fue interrumpido por alguien que tocaba a su puerta, notablemente molesto se puso de pie y fue directo a abrir con toda la intención de mandar al diablo a quien estuviera llamando.
Abrió bruscamente y antes de que dijera cualquier cosa Albus Dumbledore pasó a su apartamento sin ser invitado.
Cerrando la puerta tras de si, Severus y el viejo Albus tomaron asiento en la pequeña sala de estar.-¿A qué debo el honor? –preguntó el dueño de la casa, aquel tono irónico salió a relucir.
Albus sonrió –en vista que no me invitarás nada... –dijo y agitó su varita, haciendo aparecer dos vasos con un líquido ámbar contenido en ambos. El viejo mago tomó su vaso y dio un sorbo, Severus, por su parte, no tocó el que estaba frente a él-. Bueno, bueno... –dijo el director con aquel tono amable que tan fácilmente lograba desesperar a Severus –vengo por dos cosas...
-Sin rodeos, Albus –dijo el otro, algo tenso, como listo de ponerse en pie, abrir la puerta y sacar al viejo de su casa.
-Claro –dijo con total tranquilidad Dumbledore, sabía que eso desesperaba a su acompañante y disfrutaba de lo lindo mientras sacaba de quicio al otro –lo primero es bastante sencillo... las clases se reanudan en brevedad y no puedo pensar en un mejor profesor de Pociones que tú... –dijo serenamente, Severus entendió perfectamente y asintió –no dudando de tu buen corazón, espero que aceptes –finalizó el anciano y aquello último sonaba tan burlón que el mago más joven estaba a punto de responder, pero no lo dejaron –y lo segundo... –de inmediato Albus habló –el Ministerio quiere que vayas en los próximos días.
-¿Yo? –La sorpresa en Severus fue obvia -¿a qué?
-Están cerrando los expedientes de todo el caso de la guerra y creo que necesitan que respondas unas preguntas –Dumbledore pausó e hizo una rectificación –no es como si creyeran que eres culpable de algo – dijo mirando por encima de sus gafas de media luna.
No teniendo mucha opción, asistiría al Ministerio a la brevedad posible, si no iba, de todos modos, levantaría demasiadas sospechas, infundadas, según el propio Severus Snape.
ESTÁS LEYENDO
Un Moment Pour Toujour creado por Sufjan Tweedy
FanfictionTú crees conocer a el profesor Snape pero nadie lo hace en realidad, ni él mismo. Descubre las cosas que cambiarán en su vida tras salir airoso de la guerra y conocer a una chica impertinente. Un amor, una oportunidad, una decisión y un error. cread...