A los pocos días, Severus Snape fue dado de alta, era un hombre fuerte y resistente, así que se recuperó con relativa facilidad. Shacklebolt también se recuperó fácil, y pronto regresó a sus labores como Auror, Moody fue curado mágicamente y su pierna estaba como nueva, con algunas cicatrices de más pero eso era todo, los demás presentaron heridas menores, nada que con un poco de magia no pudiera arreglarse.
Los mortífagos capturados no tuvieron oportunidad de un juicio siquiera, fueron mandados a Azkaban de inmediato, pero Draco Malfoy fue un caso diferente, se le haría un juicio considerando que fue él quien dio la ubicación del pequeño ejercito obscuro y que ayudó a su captura.
Durante los días siguientes, Severus no hizo nada por buscar a Audrey, la chica se auto impuso no ser ella quien lo buscara a él, así que no había muchas posibilidades de volverse a ver, menos ahora que probablemente la Orden del Fénix no se reuniría nunca más.
Recuperado físicamente, pero con aquel sopor en el alma, Severus regresó a dar clases en Hogwarts por un par de días más, hasta que las vacaciones de invierno llegaron. Normalmente pasaba las fiestas en la escuela, pero esta vez prefirió ir a casa, necesitaba estar realmente solo y confió en su fuerza de voluntad para no correr al apartamento de Audrey, considerando la cercanía.
En los primeros días de vacaciones, Severus recibió una carta del Ministerio, hacía algún tiempo que dejó de recibirlas así que lo intrigo de sobremanera, sin querer recordó a la chica que le hacía las entrevistas y se fastidió ya que últimamente lo único que hacía era pensar en ella.
Al abrir la carta se enteró que no se trataba de ningún nuevo citatorio para entrevistarlo a él respecto a la guerra, sino uno para declarar en el juicio que se llevaría a cabo referente a Draco Malfoy. Claro que iría.
La cita era para algunos días después, al caminar hacía la sala del juicio vio a los citados a declarar, se sorprendió de lo selecto del grupo, sólo Albus Dumbledore, Audrey Svevo y él. Además estaban los Tonks, al ser los únicos parientes del chico no encerrados en Azkaban, fueron citados también
Todos testificaron a favor del joven Malfoy, el último en declarar fue el viejo director de Hogwarts, una sola declaración de ese hombre podía hacer inocente al más culpable de los hombres; justo como defendió a Severus en el pasado lo hacía ahora con Draco.
El fallo se sabría en unos momentos, pero no se necesitaba ser un genio para darse cuenta que sería absuelto gracias a sus acciones recientes. Lo único que le dolía al joven era haber traicionado, de cierto modo, a su madre, pero extrañamente se sentía bien al saber que ahora sus padres estaban juntos, en Azkaban, eso sí, pero juntos.
Y así fue, a Draco se le concedió la libertad y al ser mayor de edad no se le impuso un tutor, aunque se sugirió que viviera con sus tíos Andrómeda y Ted por algún tiempo, la pareja de naturaleza gentil no parecía estar en desacuerdo con la idea.
-Gracias –el joven rubio se acercó a Audrey tras el final de su juicio.
-Por nada –ella sonrió –al final te decidiste por lo mejor.
-Draco, es hora de irnos –se escuchó la voz de Andrómeda a lo lejos.
-Me tengo que ir –dijo el joven al tiempo que Dumbledore y Severus se acercaban a la chica.
-Suerte –dijo ella y se despidió ondeando su mano.
El chico estaba dispuesto a iniciar una nueva vida, se le notaba en la mirada y en la humildad que demostró, Severus se sintió mal al verse reflejado en el joven Malfoy, con la diferencia que el arrepentimiento del chico vino a una edad temprana y no como él, que tardó mucho años en abrir los ojos.
Algo lo despertó de sus cavilaciones, Albus Dumbledore lo tomaba por el hombro con una mano y con la otra mano hacía lo mismo con Audrey.
-Será mejor que me vaya –sonrió y aquello carecía de sentido, no había prisa alguna ya que Hogwarts estaba en periodo de vacaciones.
Pero no hubo tiempo de hacer notar aquello, aun sonriente, el viejo mago emprendió su marcha dejando solos a aquellos dos.
Ella seguía demasiado enojada por la actitud de ese hombre cabeza dura, así que no estaba de humor para hablar con él, se giró para hacer lo mismo que Dumbledore, irse de ese lugar.
-Audrey, espera –abruptamente dijo él al darse cuenta que se iba, ella se giró para verlo, trató de no expresar nada con su rostro, tal vez después de tanto convivir con ese mago había aprendido algo al respecto-. Te acompaño a tu casa.
Lo miró intrigada, aceptó y decidieron que era mejor caminar.
El invierno era un hecho sobre Londres y las calles estaban cubiertas de nieve, el frío era abrumador, así que ambos se preocupaban más por protegerse del clima que por mirarse o hablar; no hace mucho a ella le había parecido buena idea caminar del brazo de él, pero ya no estaba tan segura, así que se limitó a tratar de seguirle el paso.
Anochecía ya, las calles estaban llenas de gente haciendo compras, Navidad estaba a la vuelta de la esquina, todo tenía aire festivo.
Llegaron al apartamento de la chica a quien de pronto le pareció absurdo que ese mago de negro la acompañara, ya que a penas si cruzaban palabras.
-Gracias –dijo, se dio media vuelta para abrir sin esperar una respuesta.
-Espera –de pronto él perdió la suavidad con la que la trataba de un tiempo para acá y la giró con brusquedad del brazo.
-¿Para qué? –ella tenía un punto, no tenía caso si ya sabían ambos el resultado.
-No sé –era extraño escucharlo decir aquella simple frase, parecía que nunca la había pronunciado –sólo espera...
Exasperada, no por esa conversación, sino por la situación en general, Audrey soltó un bufido, él quería decirle algo, algo importante, pero no podía, aunque se adivinaba al mirarlo a los ojos.
-Severus... –entonces ella decidió comenzar –si no estás dispuesto a aceptarlo no hay nada que yo pueda hacer, es muy claro lo que yo siento por ti, pero...
-Son demasiadas cosas –dijo él interrumpiéndola, no quería decirlo, pero tampoco quería dejarla ir.
-Ah¿sí? –dijo ella poniendo los brazos en jarra -¿cómo cuales?
Lo había puesto en un aprieto y se arrepintió de haber deseado que esa conversación continuara –hay una diferencia de edades –dijo buscando una de las razones que él encontraba como obstáculo pero que en jerarquía era la menos importante.
-Por favor –Audrey puso los ojos en blanco –busca un pretexto mejor, se te olvida que mi mejor amiga es Tonks y se casó con Remus.
-Es diferente...
-¿Es diferente? –ella rió burlonamente, algo que sería más lógico en él –ella es una metamorfomaga y él un hombre lobo..., Severus... esta conversación es inútil. Hasta luego.
Se volteó nuevamente para ingresar a su casa, pero no pudo otra vez.
-No te merezco Audrey Svevo, no merezco a una mujer como tú –confesó Severus, sorprendida ella se giró para verlo atónita ante lo que acababa de escuchar, la voz del hombre fue llena de pesar y al observarlo aquello se acentuó.
-¿Es eso? –ella aun no lo creía y recordó la pequeña historia que le había contado de cuando él era un estudiante –Severus, si estoy dispuesta a amarte eso debería ser suficiente –él frunció el entrecejo al escuchar aquello.
Ambos se miraron por unos segundos más, sin saber que hacer.
-Si decides irte ahora esa será la única respuesta que necesito, pero si te vas es mejor que no regreses jamás –dijo ella tras el lapso silencioso, con todo el dolor de su corazón, esa era la decisión que creía correcta.
Él cabeceó débilmente y dio media vuelta. Ahí estaba la respuesta para Audrey, quien controló las lágrimas pues no estaba dispuesta a que ese hombre la viera sufrir por él, también dio media vuelta dispuesta a ingresar a su apartamento y entonces sí, llorar con desconsuelo.
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Un Moment Pour Toujour creado por Sufjan Tweedy
FanficTú crees conocer a el profesor Snape pero nadie lo hace en realidad, ni él mismo. Descubre las cosas que cambiarán en su vida tras salir airoso de la guerra y conocer a una chica impertinente. Un amor, una oportunidad, una decisión y un error. cread...