Del Árbol de Adan

1 0 0
                                    

Las gotas de rocío que parecen brillantes
fluyen y se evaporan con el calor del sol,
así lías mis besos, el reverente instante
que se abren tus labios para la oración.

Cómo grabar mi nombre en el centro del diamante
que ha pulido entero para ofrecerle a Dios,
puedo robarle al cielo su perfumado ángel,
denotarle al mundo que existe esa flor.

Ese destello de luz que ya estuvo antes,
antes que tú vinieras en otro corazón,
por eso eternamente puedo esperarte,
porque soy el acento, el eco de su dulce voz.

Aunque pasen milenios, volveré a encontrarte,
no sé quién vuelva primero de nosotros dos;
de imaginarlo ya empiezo a extrañarte,
me desarma la locura sin ninguna explicación.

Yo sé que del entendimiento está distante
hablar de una resplandeciente dimensión,
viajando dentro tus ojos es constante,
un salto en el espacio a la luz y la razón.

Sé que no es misión fácil despertarte,
si me miras y preguntas quién soy yo,
la respuesta es mi manera de amarte,
fruto eterno del árbol de amor.

Bitácora Preludio Al Sonido De La Última TrompetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora