Capítulo 2 Misterio.

331 13 0
                                    

Llego al departamento y me siento exhausta, el día fue muy raro hoy, no volví a ver al chico flash, en todo lo que transcurrió el día, no es que me importe, al contrario me hubiera escondido con tal de que no me vea, luego de haber actuado como una lunática, aunque pensándolo bien, él también lo fue.
-¿Piensas levantarte bella durmiente?- Siento que me sacuden pero no quiero abrir los ojos.
-Sal de aquí, no quiero levantarme.- Giro mi cabeza.
-Se te va a hacer tarde otra vez.- me espeta Lucy.
-Odio madrugar.- Digo tapándome con las sabanas.
-Por mi duerme, pero solo te avisaba.
-Ya voy, ya voy.
Bajo a desayunar y no veo a Eli por ninguna parte.
-¿Y nuestra amiga?- Digo mientras le doy un sorbo a mi dosis de cafeína.
-Hoy tiene una entrevista de trabajo, ya sabes esa de las que nos habló.
-Cierto, cierto.
Dejó mi tasa para lavar y me dirijo a vestirme y terminar de arreglarme.
-Bueno mi querida amiga me voy a mis clases, no llegues tarde a las tuyas.- Le doy un beso en la mejilla y me voy.
Hoy decido ir a pie, como voy con bastante tiempo y no estoy tan lejos de la universidad, creo que me irá bien un poco de ejercicio.
El día está soleado pero bastante frío, por lo tanto llevo mi chalina color beige, un piloto negro, un jean azul oscuro y unas botas cortas.
Estoy concentrada mirando al suelo mientras pienso en que haré estos días. Voy contando las rayas de las baldosas cuando veo un papel tirado. Me agacho para levantarlo lo que me cuesta ya que el viento lo hace girar. Una vez agarrado lo abro, es una hoja arrancada de algún diario, me doy cuenta por el borde algo dañado.
Me dispongo a leerlo, me da mucha curiosidad esa caligrafía tan cuidada y por lo que logro entender la escribe un hombre.

Me siento tan extraño viéndola, admirándola, queriéndola tener conmigo para toda la eternidad, pero soy simplemente un desconocido para ella, alguien que ella nunca ve, pero que yo siempre veo.
Siempre la amaré como jamás nadie la va a amar, siento que mi corazón solo pertenece a ella, aunque de ella solo tenga el agrado de poder observarla, quizá no me ve, porque no dejo que me vea, quizá no me ve porque tal vez, simplemente no estoy, y que solo la estoy soñando, de lo cual es muy probable, ya que tanta perfección en una persona no puede ser real. Pero la verdad es, es que sí está, y solo puedo estar mirándola mientras espero el día en que me encuentre con ella, y me sentiré completo, tan completo como ningún hombre, dios o criatura, puede sentirse en su vida.
La he visto sonreír, la he visto llorar, la vi dormir y despertar, pero siempre lejos de mí. Sin poder tocarla, sin poder besarla, sin poder abrazarla.
Le he hablado mientras ella dormía, le he contado todos mis secretos, miedos y mis penas, aunque en casi todos ella esté involucrada, esa bella dama sabe todo de mí, pero aún no lo ha descubierto.
Me quedo completamente absorta luego de leer aquellas palabras tan bonitas de un amado que no está con su bella dama, por un momento siento pena por él, no sé porque pero me ha hecho sentir tan triste esa carta. Me pregunto cómo llegó hasta acá quien la abra arrancado. La vuelvo a doblar y la dejo guardada en mi bolso mientras retomo mi camino al instituto.
Llego a los pocos minutos, y como de costumbre recorro con la vista si están mis amigos, no encuentro a ninguno de los dos así que me dirijo a la clase sola.
El día se me ha hecho muy largo, y otra cosa que me ha parecido extraña es que no he visto al chico de la otra vez. No quiero decir que lo quiera ver, solo es que, es extraño, nuestro segundo día y él no está, ni mis amigos tampoco.
Llego a casa y busco mis llaves para ir a comprar unas cosas al supermercado. Voy en silencio a mi habitación ya que Eli esta tendida en el sofá durmiendo despatarrada.
Hay tres cajas abiertas las cuales me parecen pocas para la cantidad de gente que se encuentra en el lugar.
Voy a la góndola de pastas y busco unos rabioles para cenar hoy a la noche, mientras los busco siento que alguien me está observando, le quito importancia y me dirijo a los lácteos, la sensación de que me observan sigue presente y un escalofrío recorre por mi cuerpo cuando siento que alguien pasa por detrás de mí, me doy la vuelta con total rapidez y no hay nadie. Podía jurar que alguien paso.
Salgo del lugar una vez que pagué lo que compré y busco mi auto, pero unos ojos naranjas atrás del arbusto me llaman la atención, me acerco pero estos desaparecen.
Me dirijo al departamento acelerando rápido. Me quiero ir de este lugar lo antes posible.
Mierda el ascensor está en reparación, tengo que subir seis malditos pisos. Maldigo por lo bajo mientras me dispongo a subir estas quita aire, después de esto me merezco el premio a la chica con más mala suerte del mundo.
Llego al piso seis, ¡Aleluya! Miro en dirección a mi puerta y veo una sombra parada en frente de ella, más que sobra es alguien todo tapado de negro que no lo puedo distinguir.
-¡Oye!- El extraño se da la vuelta a mirarme, pero su rostro no se distingue.
-¿Te puedo ayudar en algo?- Me acerco a él pero este sale corriendo y desaparece.
Mierda que fue eso. Mi labio tiembla levemente mientras trato de poner la llave en la cerradura, lo cual se me hace difícil.
-Hola Kath.- Se detiene Lucy al verme.- Pero que te ha pasado, estas pálida amiga.
-No me siento muy bien voy a recostarme y luego aré la cena.- Dejo las bolsas en la mesada y me dirijo a recostarme.
No entiendo qué sucedió hoy, primero la carta, luego lo del supermercado, los ojos, el hombre que se esfuma. Me estoy volviendo loca.
Una vez que me recompongo voy a buscar a mis amigas.
-¿Qué te ha sucedido amiga?- Me dice con preocupación Eli.
Les explico lo sucedido y se quedan como estatuas mirándome.
-Lo sé es muy extraño.
-Deberías llamar a la policía, seguro es un psicópata persiguiéndote.
-Pero los psicópatas no desaparecen así como si nada Lucy.
Junta sus manos sobre la mesa, adaptando un aspecto de pensativa.
-Sera un psicópata con poderes mágicos. Si vuelve a suceder, si no llamas tú, llamaré yo, no quiero encontrarme a mi amiga en un descampado.
-Bueno, dejemos este tema de lado, y ahora que tal unos rabioles con una película.
-¡Sí!- Gritaron las dos al unísono, tanto como ellas y yo amamos estos días.
Preparamos todo para comer en el piso sentadas en nuestros almohadones mientras miramos una película en nuestra pantalla plana. Amo a estas dos chicas.

Eternamente MÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora