Capítulo 6 Bruja.

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Desde ya, gracias por leer la novela, espero que la sigan. Un besoo !



Llueve, pero llueve tan fuerte que apenas se puede oír lo que uno habla en la casa, hay relámpagos y truenos, esto tiene pinta de que no va a parar por un muy buen rato, lo cual me parece bien porque me da tiempo de pensar y reflexionar lo que sucedió a noche. Quizás sea él quien me persiguió estos días y es un psicópata. Mierda, eso tiene mucho sentido.

Prendó la televisión de mi pieza para poder distraerme, tomo el mando y comienzo a pasar canales.
¿A caso no hay nunca nada? Apagó la televisión y me dispongo a leer, lo cual tampoco sirve ya que no puedo concentrarme.
Ha dejado de llover un poco así que me decido a ir a mi escondite cuando quiero estar sola. Me pongo una campera impermeable y salgo.
Esto esta lleno de lodo quizá no fue tan buena idea el salir. Atravieso unas ramas hasta llegar a mi escondite en el cual se ve la playa desde el bosque en el que estoy parada.
Un momento quién ha usurpado mi escondite.
Me acerco hasta esa persona para poder verla bien y pronto mi vista se aclara, y era él. Estaba parado mirando hacia el mar, se veía tan bonito pensativo.
No, saca esos pensamientos de tu cabeza Kath, él es el maniático que te está siguiendo, porque o si no de que otra manera estaría el aquí.
Voy corriendo hacia el cuándo se da la vuelta para observarme, y en sus ojos hay ¿Temor? Está bien, iba a gritarle pero tampoco para tanto no mate a nadie y no pienso hacerlo.
-¿Qué haces aquí?- Me espeta mirándome fijo.
-No, tú que haces aquí, yo vengo siempre a este lugar.
-Pues márchate.- Se voltea a mirar nuevamente el mar.
Yo no me muevo de mi sintió y sigo observándolo.
-¿Sigues aquí?
-Sí, estoy esperando a que te vayas.- Lo fulmino con la mirada.
Se acerca con paso firme hacia mí lo que hace que yo tiemble.
Así es, le temo a este hombre.
-Oye una cosa.- Me espeta a solo unos centímetros de mi rostro, lo cual retengo la respiración por unos segundos.- Si yo te digo que te vallas, te irás ¿o te olvidaste que tienes que hacer lo que yo te diga?
Tomo valor para poder contestarle mientras exhalo el aire que retuve, y trato de que mi voz no se quiebre.
-No, escúchame tú, aléjate de mí, y déjame de seguir y decirme que haga lo que tú me dices, tú no eres nadie para mí como para que me hables de ese modo.- Por suerte mi voz no me traiciono.
Con un movimiento rápido me estampa contra un árbol, me agarra fuertemente las muñecas sin dejar que me pueda escapar. Sus ojos se volvieron oscuros y el frío que emanaba su cuerpo hacía que tiemble.
-No vuelvas nunca más a hablarme así o te arrepentirás.
Simplemente quede mirándolo fijo sin decir una sola palabra, estaba completamente asustada.
-¿Me oíste?- Moví mi cabeza en forma de afirmación.
Se quedó mirándome fijamente a los ojos lo que parecía ser unos dos minutos. Nuestros pechos se movían rápidamente a causa de la agitación y mis labios estaban secos, saco mi lengua para tratar de humedecerlos y este baja su mirada a mis labios y luego a mi cuello. Trato de tomar coraje para hablarle, sabiendo que él es capaz de matarme o por lo menos hacerme sentir un buen susto.
-¿Por qué me haces esto?
-No te importa.- Tensiona su mandíbula y aprieta con mayor fuerza mis muñecas lo cual causa que largue un grito de dolor.
-Me lastimas, suéltame.- Una gota recorre mi rostro.
Afloja su agarre y extiende una mano para tocar mi rostro y secar la lágrima.
No, que no se atreva a tranquilizarme luego de ser él quien provocó que esa lagrima cayera por mi rostro.
-Ya vas a saber todo cuando sea el momento, por ahora no es seguro decirte nada.
Se retira y me deja sola en aquel árbol. Definitivamente fue la peor idea que se me pudo a ver cruzado a la cabeza de venir aquí. Me seco la lágrima que corre por mi rostro y me adentro en el bosque para regresar a la cabaña.
Veo pasar a alguien y me detengo en seco. Lo que faltaba, Evans hizo que todo mi cuerpo quede completamente aterrorizado ante el más mínimo sonido, y que es eso con que ya sabré todo.
Otra vez veo pasar a alguien y esta vez puedo notar que es una mujer anciana con un muy largo cabello gris. Me acerco a ella ya que la veo con unas grandes bolsas y dudo mucho que su pequeño y flaco cuerpo pueda con esas cosas tan pesadas.
-Señora ¿La ayudo?- La anciana se detiene sin dejar de darme la espalda.
-¿Puede con esas bolsas?- Me estoy asustando.
De repente gira su rostro para observarme y me pego el mayor de los sustos, tenía un ojo completamente blanco.
-Oh mi niña no hace falta.
-Insisto, no es molestia.
-Eres muy amable.- Me tiende dos bolsas y la sigo hasta su casa.
Llegamos a una casa que podía pasar desapercibida tranquilamente, el moho recubría la mayor parte de la casa. Nos adentramos y dejo las bolsas en su cocina.
-Bueno ya me voy.- Digo con la voz un poco temblorosa, este lugar da mucho miedo.
-Por favor quédate a tomar una taza de té.
-Tengo que irme lo siento.- Le dedico una sonrisa.
Me dirijo hasta la puerta pero esta se cierra de golpe, volteo para ver a la señora que tenía en la mano una pava.
-Sólo es una tasa, todo el mundo tiene tiempo para el té. Ven siéntate.
Me dirijo a una de las sillas de madera y me siento en ella mientras que la señora me sirve té.
Le doy un sorbo pequeño, mientras ella se pone gran cantidad de azúcar.
-Y cuéntame pequeña, ¿Hace cuánto tienes esa mancha en el cuello?- Me quedo congelada ante ese comentario.
-¿C-cómo sabe que la tengo?- Como veo que no presenta indicios de contestarme prosigo.- Es-es de nacimiento creo.
-Déjame ver.- Corre mi pelo con sus largas uñas y yo me estremezco.- Oh, no, no, no, no, no es de nacimiento, esta mancha te la hicieron al nacer.- Recorre su uña por la mancha.- Es una luna muy peculiar, por lo general es una luna llena pero esta no.
-¿Qué quieres decir con eso?- Me está poniendo incómoda.
-No importa, tú termina tu té.
Una vez que lo termino rápido, trato de irme de aquel lugar, pero veo que la señora agarra mi tasa y comienza a observarla.
-Oh mi niña, tienes un muy trágico pasado, lo siento mucho.- Pone la cara apenada.- Estoy segura que tus padres te hubieran amado mucho.- ¿Cómo sabia lo de mis padres?- Me cuesta mucho ver tu futuro, es raro que suceda eso, pero algo se deja ver, veo sangre, mucha sangre, la muerte va a estar muy cerca de ti, y.- Suelta la taza dejándola caer al piso haciendo que se rompa en cientos de pedazos.
-La eternidad.- Dice en un susurro.- ¡Vete, vete de aquí!- Me grita agitando sus brazos.
Me levanto con prisa y salgo corriendo por la puerta y sin parar de correr me dirijo a la cabaña.
Una vez a dentro me dejo caer contra la puerta.
-¿Qué sucedió? -Me espetan las dos asustadas.
Les explico todo lo sucedido evitando nombrar a Evans, y solo me centro en lo que sucedió con la anciana.
-De seguro era una bruja.- Dice Eli.
-Las brujas no existen tonta.- Dice Lucy.
-Claro que existen amiga, en mi familia hay una gran descendencia de brujas, se supone que yo soy una pero, ya vemos que no.
-Otra vez con esa historia.- Espeta Lucy.
-Es cierto. En fin no me creas.
-Yo te creo.- Le digo a mi amiga.- ¿De qué otra manera pudo a ver sabido lo de mis padres? Solo ustedes dos lo saben, y bueno mi tío que fue el responsable de cuidarme.
Mis amigas se quedan quietas pensando.
-Esas cosas no existen chicas, debes estar muy estresada aún, te entiendo, yo también pensaría como una lunática en tu situación.- Dice Lucy.
-No soy una lunática, por qué otra razón mentiría.- Digo enfadada.
Me dirijo a la heladera y saco mi pote de helado para poder comerlo. Ellas no saben lo que es estar en mi situación y con un pote de helado a mi alcance.

Me gustaría que lean mi otra novela "Impredecible" gracias!

Eternamente MÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora