Capítulo 11 Nunca te vallas...

202 11 0
                                    

Katherine

Me despierto por culpa del rayo de luz que me ilumina la cara. Me estiro como de costumbre y me dirijo al baño antes de salir a desayunar, no se si Evans tiene planeado que desayune pero con el hambre que tengo nadie me lo va a impedir.
Bajo las escaleras y doblo a la izquierda que es donde se encuentra la cocina, al llegar a la heladera me topo con una bola de pelo blanca.
-Que gato hermoso.- Me agacho para acariciarlo pero hay algo que me llama la atención.
Es el gato que estaba en la cabaña, pero esta vez tiene los dos ojos del mismo color.
Cómo carajo llegó este gato hasta acá.
Le quito importancia y abro la heladera en busca de un rico desayuno.
-Buen día Kath.- Me sobresalto ante la voz de Aaron.
-Casi me das un buen infarto.- Digo tomandome el pecho con las dos manos.- Buenos días Aaron.
-Lo siento.- Se le escapa una risa.- Veo que ya conociste a Michu.- levanta al gato en sus manos.
-¿Michu? Quién le puso ese nombre tan ridículo.- Largo una carcajada.
-Es de Evans, y por lo tanto el puso el nombre a esta gata.- Al escuchar el nombre de Evans largo una carcajada más sonora.
-¿Me creerías si te dijera que a esa gata ya la vi antes?
-Sí, por qué no. No se cómo lo hace pero Evans puede ver a través del gato.- Quedo extrañada mirándolo.- En fin vamos a desayunar, te preparare homelet.
Mientras me río por una anécdota que me cuenta Aaron vemos entrar a Evans con cara de confusión.
-¿Ya son novios?- Ruedo los ojos ante su comentario.
-¿Quieres desayunar?- Le dice su amigo quitándole importancia a lo que dijo.
-¿Con ustedes dos? Ni muerto, aunque ya lo estoy. Me dan asco.
Dicho eso agarra una manzana y se va.
-¿Qué le sucede?
-No le des importancia, esta resentido.- Me contesta tendiéndome la comida.

_______________________

Me la pase leyendo un libro que me dio Aaron para pasar el día, pero luego de unas buenas horas me canse y decidí ver que hacia mi amigo, sí, dije amigo porque ya lo considero como tal.
Salgo al gran patio y una rubia sentada con Evans hace que me desconcentre.
Qué hace con esa, ahora hay una nueva moda, te beso y luego beso a otra porque no me importas.
Hago de mis manos unos puños y tensiono mi mandíbula.
¿A caso estas celosa kath?
No, no lo estoy, pero sólo mira a esa rubia, yo soy mejor de seguro, por lo menos no soy una zorra.
¿Cómo sabes que es zorra? No la conoces.
Pero ahora la conoceré y verás que es una zorra. Y callate yo mando en mi cabeza.
Me acerco a ellos con paso firme y me planto detrás.
Hago una tos falsa para captar su atención. Se voltean y me miran extrañados.
-¿Quién es ella Evans?- Pregunta la rubia tenida.
-Nadie que importe.
-¿Disculpa?- Digo ofendida.- No me hubieras besado si no te importara.
Okay, creo que me fui de lengua.
Veo como tenciona su mandíbula y se levanta.
-Ya vengo.- Le dice a la rubia tenida mientras me agarra del brazo.
-¡Sueltame!- Le grito una vez que llegamos a un lugar donde no pueda escucharnos.
-Mira, no sé que te causó a ti el besarme, pero para mi fue un simple beso. Así que deja de decir eso y no vuelvas a molestarme.- Dice con tono amenazador.
-¿Un simple beso?¿Estas seguro de eso?
Esas palabras si que dolieron, pero no voy a dejar que un estúpido vampiro me haga sentir mal, si el quiere jugar yo también lo haré.
Me acerco unos pocos centímetros hasta él.
-S-í, lo estoy.- Tartamudea, y hace que una sonrisa de satisfacción se forme en mi rostro.
-¿Muuuy seguro de eso?- Me acerco hasta invadir su espacio personal.
Veo como comienza a ponerse nervioso y eso me encanta.
No contesta así que decido seguir torturándolo.
-Yo no estaría tan segura si fuera tú.- Le roso a penas sus labios. Evans relame la boca sin quitar la vista de la mía.- Para serte sincera a mi tampoco me importó.- Me acerco a su oído y le susurro.
-Debo confesarte que me atrae más Aaron que tú.
Veo como su mirada transmite enojo y sin decir más nada me voy con una gran sonrisa en mi rostro.
Me gustó hacerlo sentir que me desea, me hace sentir dentro mío como una especie de cosquilleo.
Admítelo de una vez Kath, te sientes jodidamente sexy.
Me ruborizo ante mis pensamientos y me dirijo a pegarme una ducha.

Eternamente MÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora