Fingiendo por Jeremy

36. Intento fallido

Aunque mis pasos son decididos y fuertes, la realidad es que los nervios se apoderan de mi cuerpo y mi mente es un gran desorden.

Cuando el equipo abandonó el vestidor, me armé de todo el valor posible y pose mi mano derecha sobre la puerta. Estaba a punto de golpear cuando noté que esta se encontraba levemente abierta, brindando a mi vista un Jeremy con una simple toalla amarrada en la cintura cubriendo su desnudez.

Por un momento olvide lo que venia a hacer y me concentre en su trabajada espalda. Se encuentra frente al espejo de su casillero, balbuceando algo que desde mi posición no puedo oír y, al parecer, lo tiene bastante frustrado. No puedo dejar de pensar en que si me quedo por mas tiempo cabe la posibilidad de verlo desnudo, cosa que nunca antes he hecho. A pesar de ser mi mejor amigo y estar muy cómodo con su cuerpo, siempre uso alguna prenda para cubrir su virilidad.

Desamarro el nudo en su cintura muy despacio e iba a quitarse la toalla, frente a mi ojos. Lo hubiera visto si una desconocida mano no me hubiera jalado con rudeza y arrinconado contra un muro. No pude ver quien era porque cerré los ojos por el impacto y antes de poder abrirlos sentí mis labios ser atacados por unos finos y húmedos labios.

Mis ojos se abrieron de golpe cuando sentí su lengua querer entrometerse en mi cavidad bucal y... la vi. Summer estaba frente a mi, con sus manos sujetando mis brazos contra el muro impidiendo mi huida, mientras que al besarme varias lagrimas resbalaban de sus ojos hasta perderse bajo su barbilla.

Como pude posee mis manos en su cintura y la aleje lo mas que pude de mi. Tiene mucha fuerza para ser alguien tan pequeña y puede que yo también lo sea pero ella me llega al hombro.

- Qué diablos sucede contigo??? - Exclame furiosa.

- Ethan y- yo l- lo siento - Tartamudeo y bajo su cabeza mientras las lágrimas continuaban su camino.

- Por qué me besaste??? - No podía dejar de gritarle.

- Porque... - Limpio algunas lágrimas y me vio fijamente - Te amo.

Mis ojos casi salen de sus órbitas. Era lo último que me faltaba.

- No, tu no estas enamorada de mi - Puede que haya sonado algo rudo pero tal vez si me comporto de esa forma ella se aleje.

- Cómo puedes decir eso? - Otra lágrima broto de su mejilla pero la arrebató de su rostro al instante. - No comprendes, somos perfectos juntos. - Se rió - Tu amas el fútbol americano, al igual que yo; mi hermano te adora y puedo notar las señales que me envías cuando estamos juntos.

Parece que su perspectiva en cuanto a nuestra relación es muy distinta a la mía.

- Yo nunca te he enviado una "señal" - Fruncio el ceño y se acerco hasta donde yo estaba.

- Tu - Me señalo furiosa con su dedo índice - me amas.

- No, yo...

No termine de responderle ya que sentí un fuerte empujón y caí de lleno al suelo.

- Así que tu eres el mal nacido. - Escuche una voz masculina gritar pero no pude distinguirlo, mi cabeza aún seguía zumbando por el golpe. - Da la cara, imbécil!!

Como puedo, me siento en el suelo y tomó mi cabeza en mis manos. Mi mente da vueltas y la vista se me nubla.

Lo último que veo es el rostro distorsionado de alguien que sin duda alguna se encuentra horrorizado.