Capitulo TWENTY ONE GUNS-8- (21).

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El cielo amenazaba con arruinar nuestro panorama, pero ni siquiera una lluvia lo impediría. Tomé el jeans color azul claro que tanto me gustaba, un crop top color vino y mis vans negras, y entré al baño. Eran las 6 y la fiesta empezaba a las 9, pero quería llegar un poquito antes. Me metí a la ducha y esperé que el agua corriera caliente por mi cuerpo. Estaba chata, y seguía pensando en la cagá que había quedado ayer con la Natalia, pero la culpa no fue mía, no 100%. Cuando salí, me envolví en una toalla, para después de secarme, vestirme. Tomé el cepillo de pelo y el secador, hoy me había quedado suavecito aunque presentía que no iba a durar mucho, así que lo alisé esperando lo mejor para él. Me maquillé lo suficiente para resaltar, pero no demasiado pa no verme maraca. Y cuando ya estaba lista, me dieron las 9, igual piola... CONCHETUMARE.

Salí rajá, tomé el auto de mi mamá, y me topé con un taco de los mil demonios, así que para cuando llegué, habían más autos que la mierda estacionados afuera, la música a todo chancho y la puerta estaba abierta. ''Quiero que tumbe la casa mami-8-'' sonaba de fondo y empujé la puerta tarareando en mi mente. Empecé a buscar con la mirada a algún weás de mis amigos, o a mi pololo, pero de puro weona choqué con alguien.

-¿Qué hace una mujer tan guapa como tú en un lugar como éste? – Era un moreno, bien alto, con unos ojos oscuros y unas pestañas gigantescas, que cualquier mina quisiera tener. Me hizo un 1313, si claro.

-Buscando a mi pololo, el cumpleañero – Medio sonreí. Esta weno pero no soy pelá, 100% fiel. Se río, creo que cachó la indirecta.

-¿Al Mike? Si querí te ayudo. - Sonrío de lado, tsss.

-Dale dale, gracias...

-Matías Scott, Mati para los amigos – Volvió a sonreir, este weon perfectamente podría hacer un comercial de pepsodent.

-Josefa Garmendia, Pepa si querí – Le sonreí de vuelta. Dio media vuelta y lo seguí, esperando que me guiara hasta el Mike. Ya en el patio divisé a los cabros, y nos acercamos de a poco.

-FIU FIUUUUU – Me silbó la Cata. Me acerqué y los saludé uno a uno, hasta llegar al cumpleañero.

-Gracias – Me di la vuelta para dirigirme al Mati, pero ya no estaba. Me pegué mentalmente por no haberle hablado más, era simpático. Tenía un aire a un cantante de una boy band, ni idea cual.

-¿Qué te pasó que llegaste tarde? – El Mike me sentó en sus piernas. ¿Qué hora era? Ah sí, las 10.

-Todo el mundo llega tarde a los carretes, sorry – Hice una mueca, se suponía que debería haber llegado de las primeras pero me entusiasme alisándome el pelo y con el taco culiao de providencia.

-Te perdono solo porque te veí rica – Le dí un besito, uno de cumpleaños para después pararme e ir a buscar un vaso. Me serví un poco de vodka con jugo de naranja y volví para sentarme donde estaba en un principio. Miré a mí alrededor, había más gente que la cresta, y después me acordé que el Mike era bastante conocido en el colegio y fuera de él, y de repente me encontré preguntándome de donde conocería al tal Matías Scott.

-Hace calor, ¿no creí? – Me despertó una voz de mis pensamientos. El Luke le intentó levantar la polera a la Cata. ¿Calor? Sí, claro. No entendía que pasaba ahí pero no pretendía preguntar, nunca tan metía. La Cata le pegó un pape. –Auuuuu, Shakira.

-¿Por qué Shakira weon? – Me cagué de la risa.

-Es que hicimos una apuesta con el Luke, y perdió. Entonces a cambio, por 2 semanas tiene que decir nombres de cantantes en vez de garabatos – El Calum explicó, puta que son aweonaoooos. Decidí burlarme e ignorarlos, y pasadas Lady gaga, Beyoncé y Ariana Grande, entramos a bailar.

»Mi super hueón« |Michael Clifford| Chilensis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora