Capi7ulo vein7icie-t

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Mis manos temblaban, mi cuerpo dolía, pero al menos tenía una cama y algo de comida. Habían pasado 3 o 4 días desde que estaba aquí, en realidad sacaba conclusiones por la poca luz que entraba a la habitación y me había negado totalmente llamar a Mike y terminar con él para darle en el gusto a la maraca culiá de la Natalia. Las dos veces que me había negado recibí golpes y heridas, pero me mantenía firme en la posición de no decir nada. Me miré las manos, amarradas a los bordes de la cama, y me sentía impotente y con rabia. De la nada, entró la Natalia y el Tomás detrás, y me tiró mi telefono a la cama.

-Ultima oportunidad Josefa, la tercera es la vencida. O le decí al Mike que lo suyo llegó hasta aquí o le mandó esta foto. – Me acercó el telefono a la cara, aparecía yo durmiendo y el Tomás al lado mío, y era una foto tomada de por lo menos el segundo día.

-Pero esa weá no es verdad, yo estaba raja – Me empecé a asustar, esta weá iba enserio.

-Creeme, el Mike no lo va a ver así – Agarró mi telefono con la intención de mandársela, cerré los ojos con fuerza y preferí darme por vencida.

-NO, ESPERA. – Me miró con cara de triunfo y marcó el número, en la pantalla leí ''Mi Mickey<3'' y un sollozo de mierda se me salió, me mordí y tragué saliva.

-Una advertencia, se te ocurre decir algo sobre dónde estás, o sobre mí y el Tomás, y te disparo, enserio. –Weona bélica. La Natalia sacó una pistola del bolsillo y casi me hago caca weón. El celular sonaba, y sonaba en altavoz, y mis nervios crecían. ''No contestí cabro culiao, nunca contestai weón'', pero otra vez mi mala suerte me ganó.

-¿Aló? ¿JOSEFA? – Me gritó desesperado, la voz no me salía y la Natalia me miró con impaciencia.

-Mike, hola – La voz me temblaba y no podía evitarlo.

-¿DONDE ESTAI WEON? ¿PORQUE NO HAI VENIDO A CLASES? Y aún más importante, A TU CASA – empezó a gritar desesperado y lo único que quería era meterme debajo de la tierra.

-Primero, es una historia terriblemente larga, y segundo, no tení derecho a gritarme así. – Intenté buscar una excusa brigida, pero no la encontraba.

-Y tengo tiempo pa escucharte, pero tení que volver, pepa, dime donde estai – Respiré profundo.

-Mike, perdóname por esto, pero estos días he estado pensando y en verdad no sé si esto vaya a funcionar – Quería llorar, y rodar por el piso.

-¿De qué estai hablando? Oye –Ay no, me matan esos ''oye'' con voz de ternura:c -está todo bien, lo que pasa es que estai confundida y triste, necesitai que alguien te escuche y sabí que yo estoy para ti.

-No, ese es el problema, nadie está para mí... - Laura sad.

-Josefa, déjate de hablar weás. - ¿Que? Cabro culiao.

-Michael, déjame terminar. Yo creo que...

-No – esta weá va a ser más difícil de lo que pensé.

-Yo creo que debe... -Intenté denuevo. La Natalia quería sacarme la cresta.

-No, sorry pero no.

-WEON DEJAME HABLAR

-NICAGANDO. ME NIEGO A ESCUCHARTE HABLAR WEÁS.

-Mi amor, lo siento mucho, pero... lo nuestro llegó hasta acá. – Respiré profundo, otra vez. - Y espero por favor Michael, que ni se te ocurra buscarme. – Lo escuché sollozar. Conchetumare, mi corazón.

-Esta weona no es así, algo raro está pasando – Escuché a la Cata detrás, mierda.

-No me importa cuál sea la razón, necesito que me digai esta weá de frente y no voy a parar hasta encontrarte, te amo – Y cortó. Empecé a llorar como maraca sin picos, quería irme a mi casa, ver a mis papás... CONCHETUMARE MIS PAPÁS. ¿me estarán buscando? En volá no.

-Natalia, hice la weá que me pediste. Ahora, ¿me podi soltar y dejarme ir? Ya me cagaste la vida weón, no se qué más podi querer.

-No pepita, primero tenemos que dejar pasar tiempo hasta que te olviden...

*Narra Mike*

Había pasado una semana, una puta semana de la weá y no quería más. Me tiré a mi cama a llorar como wawa, ya todo me importaba un pico. Quería a la Josefa aquí conmigo y no sabía dónde estaba ni porque había cambiado tanto de parecer de un día para otro, yo la amo más que la cresta. Empecé a patear las weás del suelo, tirar cosas, necesitaba des estresarme. Me apoyé en la pared y me senté en el suelo, ¿por qué queda la cagá siempre weón? ¿Seré yo el problema? La Cata entró a la pieza y me miró con ternura, se sentó al lado mío y me abrazo sin decir nada.

-¿Por qué? – Lloré y seguí llorando como mina.

-Podría tratarla como el hoyo ahora mismo, pero weón, la Josefa no te haría esa weá. Enserio está pasando algo raro.

-¿Algo como qué? ¿Le habrá llegado la regla? – Me pegó un combo.

-TONTO CULIAO, ¿Por qué siempre le echan la culpa a esa weá? – Me hice nanai en la mejilla, me dolió la weá

-PUTA ¿ENTONCES QUÉ PO? – dije enojado, no se me ocurre nada más.

-puta... -La cata se quedó pensando.

-¿Una puta? – me reí un poco, que es weona

-CONCHETUMARE, NO SE ME HABÍA OCURRIDO. – Se incorporó de donde estaba apoyada.

-¿Qué? ¿Qué cosa? – Me senté como ella.

-¿Y si la Natalia tiene algo que ver? – Esta weona está loca.

-¿Porque va a tener algo que ver con la Natalia? Esa mina está desaparecida... - Oye, igual si.

-Por lo mismo po. – Se levantó del suelo – Ponte los zapatos, vamos a ir a su casa.

-¿A qué? – Me levanté igual, cuando no le hago caso a esta weona me pega.

-A interrogar a la maraca culiá. – Salimos de la casa y nos subimos a mi auto. Sabía que la weona vivía cerca de la Josefa así que maneje hasta allá. La Cata le mandó un mensaje al Luke avisando que íbamos en camino a la casa de la mina, y nos mandó la dirección exacta.

-1347, 1348, ¡1349!, PARA – Gritó la Cata. Me estacioné un poco más atrás y vi al Tomás saliendo de la casa de la mina, maraca po.

-Yo creo que deberíamos esperar un poquito... - La Cata ya iba caminando a tocar el timbre, puta la weá. Me bajé rajado y me paré al lado de ella. No sabía que íbamos a hacer acá, pero algo se nos iba a ocurrir. De la nada la Natalia nos abrió la puerta, y cuando vió a la Cata la intentó cerrar de golpe, bendito mi pie que la frenó.

-¿Que quieren? – Dijo media escondida. Empujé la puerta y entré rajado junto con la Cata.

-Quiero saber que sabí de la Josefa, y no inventí weás zorra de mierda – Le gritó la Cata enchuchada.

*Fin Narración de Mike*

Escuché unos cuantos gritos en el piso de arriba y traté de agudizar el oído. Me levanté de la cama con la poca fuerza que tenía, con lo poco que había comido estos días ya estaba mareada y sin energía, ya ni siquiera tenían que amarrarme.

-¡DIME LA VERDAD WEONA LOCA! – escuché a la Cata. Conchetumare, estaban aquí.




ou ou, cagó la natalia

las minas tienen un instinto increible

¡Grande cata!

Le wa quedando poco a esta cosa iwal eh 7u7

»Mi super hueón« |Michael Clifford| Chilensis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora