Capítulo I : La Marca de los Elegidos

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En las vastas tierras del planeta Ahrix, el veinte por ciento de la población mundial nace con habilidades extraordinarias, mientras que aquellos que carecen de ellas viven con el temor de ser subyugados. Por esta razón, el sistema de protección de la paz favorece a los comunes, buscando mantener un mundo estable. Con el tiempo, la gente ha bautizado a estos seres superdotados como "Demonios" debido a sus inmensos poderes.

En el pueblo de Path, perteneciente a la nación de Azukran y ubicado al sur del planeta, el comercio es escaso. Esto obliga a muchos residentes a dedicarse a la caza y a la recolección de recursos naturales. Es un pueblo pacífico, aunque su situación fronteriza lo convierte en un lugar peligroso.

El año 768 estaba llegando a su fin, lo que marcaba el inicio de la temporada de invierno. El sol se apagaba lentamente, y el día se desvanecía, dejando un inquietante cielo gris como telón de fondo.

Korra Abukara estaba talando árboles en las afueras de su pueblo. Las ráfagas de viento aumentaban conforme pasaba el tiempo, y el cielo comenzaba a mostrar sus primeras señales de disgusto. Sin embargo, a Korra no le molestaba. De hecho, disfrutaba de la lluvia y del cielo gris, donde la luz y la oscuridad parecían olvidar sus diferencias por un breve instante. La lluvia siempre le transmitía calma y tranquilidad.

Sin preocuparse demasiado, continuó talando a su propio ritmo. Como cada día, un pensamiento le asaltó: se preguntaba cómo se sentirían aquellas personas elegidas por el destino, capaces de controlar la materia. De niño, deseaba ser un Demonio.

A veces, uno puede nacer siendo un Demonio y morir como alguien común, sin nunca descubrir su potencial. Los poderes no siempre se manifiestan por sí solos; a veces hay que forzarlos mediante distintos métodos. Es un mundo donde solo sobreviven los más fuertes, un sueño compartido por niños, jóvenes y adultos.

—Almas inocentes que no saben el riesgo que eso conlleva —se dijo a sí mismo, soltando una risa fingida.

Los clanes son fundamentales en una sociedad dominada por el poder. El deseo de crear un clan es tan fuerte que otorga un lugar en el mundo. Existen clanes errantes, negociantes, rebeldes, nacionales e incluso de hechiceros. En este mundo no solo destacan las bestias y los Demonios; también la magia. Los hechiceros se especializan en el sellado, las barreras y el control, según su rango. A Korra le gustaría crear su propio clan algún día, con la esperanza de cambiar el mundo y liberarlo del sufrimiento causado por tanta gente despiadada.

Al terminar, Korra observó su recolección y se sorprendió al ver que había acumulado más de lo esperado. Ató bien la carga y comenzó su camino de regreso a casa. Aunque el mundo está lleno de misterios y peligros, para Korra eso no era razón suficiente para no intentarlo. Siempre se cuestionaba muchas cosas, pero había una pregunta que destacaba: ¿Qué es lo que me detiene? Siempre creía que la respuesta estaba en el famoso "Bosque de Zekk", un lugar a cinco naciones de distancia que divide al mundo en dos. Este bosque está lleno de bestias inimaginables, y casi nadie logra sobrevivir. Sin embargo, por más que esa pareciera la mejor respuesta, no era la correcta. Era el miedo. El miedo a perder a su única familia: su hermana.

Korra, de 17 años, es hijo de un leñador y una mujer del pueblo. Hace siete años, durante un viaje de negocios de su padre, un clan rebelde los emboscó una noche de luna llena. Atrapado, el padre de Korra ordenó a su esposa que huyera con los niños, pero ella se negó, temerosa por su esposo. Mientras los niños lloraban, el padre decidió luchar, pero fue inútil. Entre los atacantes, había un Demonio que podía afilar su piel como cuchillas y atravesó al leñador con su mano, riendo de placer. Ante esa escena, la madre de Korra les ordenó a los niños correr, y aunque Korra obedeció, miró la espalda de su madre por última vez.

Pasaron días desde el incidente, y cuando entendieron que su madre tampoco volvería, Korra y su hermana se quedaron con su abuela durante los siguientes cinco años, hasta que ella falleció por causas naturales. En los últimos dos años, ambos han sobrevivido gracias a su arduo esfuerzo. Viven en la antigua casa de su abuela, siendo lo único que queda de su familia. Shiina, su hermana de 14 años, comparte el mismo sueño que Korra, a pesar de sus temores.

Al llegar a casa, Korra dejó la leña a un lado y buscó las llaves. Sentía un cosquilleo en la espalda. Abrió la puerta y, exhausto, anunció:

—Estoy en casa, Shiina...

Mientras se quitaba el abrigo, escuchó los pasos de su hermana acercándose. Al voltear, encontró a Shiina furiosa, con el rostro lleno de preocupación. Le extendió una carta con el sello de la nación.

—Te tardaste mucho, Korra... —dijo Shiina con la voz temblorosa.

Ya había oscurecido por completo, por una de las ventanas se pudo apreciar como una luz atravesaba el cristal, desapareciendo al instante acompañado con un ruido escalofriante y acto seguido lágrimas del cielo empezaron a caer.

La Última AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora