Aunque el gesto de Korra la tranquilizó, Sora mostraba una expresión pensativa durante el camino. La brisa acariciaba su rostro mientras su mente se llenaba de preguntas sin respuesta.Siempre había sido una chica seria y reservada, incluso cuando intentaba no serlo. A pesar de ello, siempre demostraba valentia, habiéndose esforzado mucho más que cualquier otro de los cuatro chicos.
Aunque se sentía más cercana a Korra, Akie y Shiina que al grupo de Ronny, era la que menos tiempo tenía. Solía experimentar un sentimiento de incomodidad que no encajaba del todo. Sabía que Korra no quería incomodarla, pero al nunca haber estado a solas con el, no sabía sobre qué deberían hablar. Sin pensarlo mucho, preguntó algo que le causaba mucha intriga.
—¿Recuerdas que dijiste algo sobre crear un clan?
—¿Un clan? —Korra la miró sorprendido por la pregunta— Sí, ya sabes, una de mis metas es crear un clan y dejar una huella en este mundo —hizo una breve pausa—. Sé que suena como un sueño algo infantil.
—Entiendo —respondió Sora con un tono leve—. Shiina me ha contado algunas cosas sobre ustedes.
—¿Eh? —Korra se sorprendió—. A veces ella suele hablar de más. Espero que no haya dicho cosas vergonzosas —recalcó mientras se reía algo apenado.
—No, no, tranquilo —respondió rápidamente—. Es solo que envidio su relación —continuó mientras soltaba una leve risa—. Solía ser muy feliz con mi padre...
—Nos tienes a nosotros —mencionó Korra.
—Lo sé, pero es solo que lo extraño, Korra —dijo con la voz casi quebrándose—. ¿Por qué me tuvo que pasar esto a mí?
—Si te pones a pensar, nuestros seres queridos siempre estarán con nosotros, no importa si ya no están en este mundo, mientras los lleves aquí —Korra señaló su pecho—, en tu corazón. Al menos así es como siempre llevo a los míos.
—¿Los tuyos? —respondió.
—Shiina y yo perdimos a nuestros padres cuando éramos solo unos niños. Mi padre fue un hombre valiente, y mi madre una mujer guerrera.
Sora lo miró con admiración, notando cómo a pesar de hablar sobre la pérdida de sus padres, Korra irradiaba un carácter positivo, intentando animarla. Un cosquilleo en el pecho la incomodó, sintiendo una mezcla de emociones. Sin saber cómo expresarlo, solo preguntó:
—¿Qué te llevó a tomar la decisión de salvar a una extraña como yo? ¿No hubiera sido mejor solo seguir adelante y dejarme? Si tan solo hubieran hecho eso, ahora no estarías pasando por todos estos problemas por mi culpa.
En ese momento, Korra se dio cuenta del peso que Sora llevaba sobre sus hombros. Se culpaba a sí misma por los últimos eventos.
—No sé exactamente qué fue —comenzó diciendo—. Segundos antes de que te desmayaras, vi en tus ojos un vasto vacío, y vi reflejado en ellos algo similar en mí. Cuando pediste ayuda, simplemente no pude dejarte. Estabas en una posición similar a la nuestra, la diferencia es que nosotros éramos tres y tú solo una. Si vas a culpar a alguien, hazlo a todos. A ti por confiar en nosotros y a nosotros por confiar en ti. ¿No te parece justo? —concluyó.
—Ya veo —dijo ella, mientras se tomaba unos segundos para suspirar—. Nunca tuve la oportunidad de decírtelo, pero muchas gracias por todo, Korra —Sora bajó la mirada al suelo y detuvo su paso.
Korra dio dos pasos hacia adelante y se volvió. En ese instante, Sora se lanzó hacia el con rapidez, abrazándolo con determinación en un acto de desahogo, melancolía y esperanza, sin pronunciar palabra alguna, dejando caer sus lágrimas. Korra simplemente extendió sus brazos y la recibió en su abrazo, durando un momento, siendo la primera vez que Sora expresaba más que solo rudeza. Después del abrazo, ella se separó, limpiándose las lágrimas y volviendo a mirar a Korra. Con sus ojos color miel algo llorosos y su nariz un poco roja, la brisa moviendo levemente su cabello, Korra solo pudo pensar en voz alta:
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La Última Alma
FantasyEn un mundo donde los demonios, también conocidos como personas elegidas por el destino, portan habilidades especiales, los clanes dominan el poder y las bestias son capaces de destruir países enteros. Korra Abukara, un joven de 17 años, sueña con e...