Capitulo II: Luna llena

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La lluvia resonaba en el tejado. Shiina, aunque es la hermana menor, es hábil en la caza. Mide 1.58 metros, tiene ojos verdes, y su mirada puede transmitir tanto calidez como frialdad. Es pelirroja como su madre, con el cabello largo y ondulado. "Roja" es el apodo que se ha ganado por su intensidad y espíritu aventurero, aunque lo detesta.

Korra, de 1.75 metros, tiene el cabello gris, un rasgo que no heredó de ninguno de sus padres. Lo lleva corto, sus ojos son castaños claros, y es aventurero, precavido y persistente. Siempre lleva una daga de mango blanco para defenderse.

Korra tomó la carta, sintiendo una creciente incertidumbre. Shiina lo abrazó por la cintura con fuerza, y él, sin entender del todo, le respondió con calma:

—Tranquila, todo está bien.

Después de un momento, ambos se sentaron. Korra suspiró antes de leerla:

"Por el decreto de Su Majestad, el Ilustre Rey de Azukran, se notifica a toda la noble Nación que, en virtud del sagrado deber de protección y lealtad, se solicita la presencia de todos los ciudadanos, tanto varones como damas, de diecisiete años o más, en el centro de reclutamiento más cercano.

La Nación de Azukran se encuentra en conflicto con la Nación de Kanarie debido a una intrusión en nuestras fronteras orientales. Se otorga un período de gracia de siete días para presentarse voluntariamente; transcurrido este plazo, no se aceptarán excusas. Aquellos que desistan de su deber y sean hallados culpables de deslealtad enfrentarán las consecuencias en los confines del calabozo.

Que la determinación y el honor guíen vuestros pasos en este tiempo de guerra.

Con la más alta estima,

Su Majestad, Diago Mizoguchi, Rey de Azukran".

Azukran había sido una nación pacifista durante años, pero una guerra entre dos reinos de su calibre haría noticia en todo el mundo. Era el 4 de noviembre. Al terminar de leer, Korra sintió cómo sus manos temblaban y su cuerpo se paralizaba. Se echó hacia atrás en su silla, maldiciendo en silencio. El miedo de tener que alejarse de su única familia lo abrumaba. Shiina, cada vez más angustiada, rompió el silencio:

—¿Qué haremos? No quiero que nos separen...

Ella nunca se había separado de su hermano y no comprendía del todo lo que significaba aquello. Korra, sintiendo la desesperación de su hermana, prometió:

—No lo sé, pero no te dejaré sola. Confía en mí.

Shiina lo miró con más calma. Si había algo en lo que confiaba plenamente, era en su hermano. Sin embargo, no podía evitar pensar en el futuro con angustia.

Korra la abrazó mientras los truenos resonaban afuera. La mantuvo en sus brazos hasta que se quedó dormida. Entonces, justo cuando la acomodaba en el sillón, unos golpes desesperados resonaron en la puerta, haciéndolo saltar.

—¿Quién toca la puerta así? —se preguntó.

Al mirar por la ventana, vio a su mejor amigo Akie Katsu. Huérfano desde pequeño, Akie, de 17 años, es conocido por ser un excelente planificador. En el pueblo, es reconocido por haber ayudado a capturar bandidos cuando solo tenía 15 años o la vez cuando tenía 12 años, planeó cómo recuperar el almuerzo de Korra, que un oso hambriento había robado. Esa fue la primera vez que Korra y Akie cruzaron sus caminos. Mide 1.76 metros, tiene ojos marrón claro y cabello rubio oscuro que lleva en una pequeña coleta.

Al abrir la puerta, Akie lo miró fijamente a los ojos, transmitiendo seriedad y seguridad. Korra había quedado perplejo por ese instante.

—¡Entra antes de que te resfríes! —dijo, haciéndolo entrar.

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