Capitulo XIII: Centinela

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Mientras Korra avanzaba, los recuerdos comenzaron a fluir como un torrente. Nombres como Sora y Akie resonaban en su mente, pero su significado permanecía esquivo. ¿Quiénes eran? ¿Por qué les recordaba? El nombre de Rin se sumó a la confusión mientras caminaba.

De repente, el sonido de un sollozo distante la arrancó de sus pensamientos. Una voz infantil, apenas audible. Se volvió hacia el origen del llanto y vio a una niña de unos siete años, con los ojos cerrados y lágrimas rodando por sus mejillas. Aunque su cabello rojizo brillaba intensamente bajo la luz, Korra no lograba identificar quién era. Cada paso que daba hacia ella parecía acelerar los latidos de su corazón, sin comprender por qué hasta que la niña la vio aproximarse.

Entonces, la realidad la golpeó con fuerza: "Shiina", su hermana, fue lo primero que llegó a su mente. Se despertó de golpe y se sentó muy abruptamente, buscando a su alrededor, pero solo encontró el cuerpo de Akie, herido y en un estado del que no recordaba cómo había sucedido. A su lado estaba Sora, boca abajo y también en malas condiciones, aún dormida. La angustia la envolvió al no poder encontrar a Shiina.

Con esfuerzo, se puso de pie y se dirigió hacia la salida, atravesando un pasillo donde el silencio se volvía opresivo, aumentando su miedo y dolor. No fue hasta que estuvo cerca de la salida que se topó con Ronny de manera inesperada, quien la miró con sorpresa antes de reclamarle.

—¡¿Korra?! ¿Qué estás haciendo aquí? Deberías estar descansando. —Ronny frunció el ceño con preocupación al ver a Korra en ese estado.

—¿Dónde está Shiina? —Korra evadió sus preguntas y se centró en hacer las suyas propias— ¿Qué pasó con ella? ¿Está bien?

—Tranquilízate —respondió Ronny mientras le agarraba los hombros con firmeza—. De los cuatro, ella fue la única que salió ilesa.

La confusión se apoderó de Korra al no entender lo que Ronny estaba diciendo. Acto seguido, Ronny levantó lo mano, abrió la palma y la dejó caer con fuerza sobre la mejilla de Korra. El golpe le hizo girar la cabeza, sintiendo el dolor que la hizo entrar en razón.

Ronny lo condujo a la sala de reuniones y, una vez sentados, comenzó a explicar todo lo sucedido.

—Sé que estás muy confundido, pero te traje aquí para aclarar las cosas —dijo Ronny con seriedad, mirando a Korra.

—Está bien —respondió Korra asintiendo.

—Han pasado 5 días desde esa misión —continuó Ronny—. Adolfo y Melly fueron los primeros en llegar con ustedes. Melly estaba peleando con el Cuervo cuando Rin, George y yo llegamos al campo de batalla. Por desgracia, aquel desgraciado logró escapar.

—¿Logró escapar? —susurró Korra, sintiéndose impotente.

—El escenario no era agradable, temí por sus vidas —dijo Ronny con tono afligido—. Rápidamente te vimos a un lado y a los tres por otro. Fue entonces cuando...

—¿Cuándo? —interrumpió Korra impaciente.

—Vimos a Sora, con heridas graves en su espalda, mientras que Akie aún estaba consciente; el pobre muchacho tenía una gran herida en su hombro. Y en sus brazos estaba el cuerpo de Shiina, inconsciente e intacto.

—¿Dónde está ella? —preguntó Korra, mirando fijamente a Ronny, sintiendo alivio en su pecho.

—Ella está durmiendo —respondió Ronny—. Son las 3 de la madrugada, pero aún no he terminado.

—Lo siento, prosigue —dijo Korra, ya más tranquilo.

—Antes que nada, quiero disculparme por haberlos involucrado en algo de este calibre. Hubo un mal cálculo en el plan, y según los datos, los cuatro cuervos no debieron haber sido demonios, pero uno resultó serlo. Investigué a fondo y ese mismo cuervo tiene un alto reconocimiento por sus habilidades a tan temprana edad.

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