Capítulo 3.

2.8K 226 20
                                    

Guardé mi teléfono en mi bolsa y continué mi caminata.

El cielo comenzó a teñirse de un color grisáceo y la brisa del viento se hizo cada vez más intensa.
Pequeñas gotas de lluvia cayeron sobre mis hombros.

Apresuré mis pasos dando grandes zancadas.

¡Vaya! Mira a quien tenemos aquí Dani. ― Una voz familiar dijo a mis espaldas haciéndome sobresaltar.

Pero si es Melissa. ― Daniela rió.

Fernanda y Daniela, debí suponer que me las encontraría por aquí.

Aceleré mis pasos tratando de ignorarlas.

Al parecer Melissa está un poco sorda últimamente. ― Las dos rieron.

Par de idiotas.

Tranquila Melissa, no te haremos nada malo. ― Daniela gritó deteniendo mis pasos.

Un fuerte relámpago resonó en el lugar, justo como en las películas de terror.

Tal vez esta era una buena señal para empezar a correr.

Antes de que pueda dar un paso, las dos arpías estaban frente a mí.

Te vimos salir del concierto. ― Fernanda habló por segunda vez.

Si, ¿Y eso qué? ― Di un paso hacia atrás.

Eres tan patética Melissa, ¿Aun piensas que uno de esos tipos se fijarían en alguien como... tú? ― Rió.

Eso no les importa. ― Dije con fastidio.

Claro que nos importa. ― Daniela actuó como si la hubieran ofendido. Patéticas.

Nos preocupas Melissa. ― Fernanda tomó mi mano. ¿Y a estas que mosca les pico?

Sí, claro. ― Rodé los ojos.

Es verdad ¿Por qué no nos crees? ― Fernanda actuó de la misma manera que Daniela.

Por la razón de que ustedes solo me humillan y lastiman cada vez que tienen la oportunidad, ¿Enserio se preocupan por mí? No soy tonta ― Dije al borde.

Ellas se miraron entre sí para después reírse a carcajadas. Malditas hipócritas.

― ¡Pero claro que lo eres! ― Fernanda dijo aun riendo.

Eres patética si crees que alguien se fijaría en ti, solo mírate, te ves como una tonta. ― Daniela rió.

Solo eres una más para ellos, no seas estúpida. ― Bajé la mirada para ocultar mis lágrimas.

Vámonos Fer, antes que la lluvia arruine nuestro maquillaje. ― Daniela se volteó hacia Fernanda.

Adiós Melissa. ― Fernanda me empujó haciéndome caer al frío suelo.

Las dos se rieron a carcajadas mientras se alejaban.

« Eres patética si crees que alguien se fijaría en ti, solo mírate, te vez como una tonta. »

« Solo eres una más para ellos, no seas estúpida. »

Sus palabras se repetían sin cesar en mi cabeza, torturándome.

Abracé mis piernas tratando de ocultar mi rostro en ellas.

En realidad me veo como una estúpida llorando en el suelo.

Disculpe señorita, ¿Tiene algunas monedas? ― Un vagabundo interrumpió mis pensamientos.

Me volteé para ver al señor mostrándome una lata vacía.

Asentí y busqué en mis bolsas dinero para luego depositarlo en aquella lata.

Gracias. ― sonrió. ― ¿Te puedo dar un consejo? No deberías dejar que te afecte lo que crean o piensen las personas de ti, debes actuar como lo que eres y no dejarte influir por bobos comentarios como el de las dos chicas que estaban aquí. ― Dijo sentándose a mi lado.

¿Le puedo dar un consejo? No debería espiar las conversaciones de los demás. ― Él rió y negó con su cabeza.

Tranquila, solo trato de ayudarte. ― Respondió con suavidad.

Como si usted tuviera la solución a mis problemas. ― Murmuré.

No, pero tal vez algo que te haga feliz.

Lo miré confundida.

¿De qué habla? ― Fruncí el ceño.

Tal vez no tenga la solución a tus problemas pero si algo que pueda cambiar tu vida por completo. ―

Lo mire ahora más confundida. ¿A caso está loco?

Si, como no. ― Reí sarcástica.

El vago rodó los ojos y metió una mano en su bolsillo.

Aquí lo tienes. ― Me entregó un collar con un dije de corazón.

¿Qué es esto? ― Pregunté tomando el amuleto.

Es un collar con un dije, ¿Acaso no lo ves? ― Bromeó.

Si, ya sé que es. ― rodé los ojos. ― Me refería a por qué me daba el collar. 

Bueno pues este collar podrá cambiar tu vida con tan solo una frase. ― Dijo señalando el collar.

¿De qué habla? ― Reí.

El collar te puede conceder lo que quieras, cualquier deseo. ― Explicó.

Repito, ¿Acaso está loco?

Sí, claro. ― Rodé los ojos.

Ah, ¿No me crees? Tu solo pide tu deseo, no ahora, cuando más lo necesites, no lo desperdicies que solo tienes uno. 

Si claro, como si un pedazo de aluminio concediera deseos.

¿En serio espera que le crea? Esto es una locura. ― Reí.

No me creas ahora si no quieres. ― Se encogió de hombros. ― Solo una cosa más, cuidado con lo que deseas. 

Dicho esto se levantó para luego desaparecer entre las personas.

Guardo el collar en mi bolsa. Se lo mostraré a Jess mañana, tiene que saberlo.

Me levanté del suelo y seguí mi camino.

La lluvia ha disminuido, ya no es tan intensa como lo era antes.

(EN EDICIÓN) Un Deseo » J.C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora