Capítulo 12.

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El hermoso atardecer había aparecido ya, podía observarlo desde el ventanal de mi habitación. Es confuso el clima de México, la semana pasada hubo muchas lluvias, pero éste día era perfecto, el sol había aparecido, no había calor pero tampoco frío, el aire era fresco lo que me agradaba mucho, el calor no es mi clima favorito sin duda alguna.

El griterío de mis tripas rugir de hambre me hicieron bajar al comedor. Revisé estante por estante, pero no hay nada para comer. Eché un último vistazo al refrigerador, un sándwich a medio comer descansaba ahí. Mi hermanito llegó y lo tomó antes de que yo pudiera hacerlo, le dirigí una mirada furiosa.

Pensaba comerme eso. ― Le dije.

Encogió los hombros y le dió una mordida al sándwich. Masticaba lentamente, saboreando cada bocado como si fuera el último en la tierra. Mis tripas no tardaron en rugir de nuevo, lo estaba haciendo apropósito para darme más hambre. Ese pequeño demonio, aún seguía saboreando tranquilamente el bocadillo en su boca, está intentando provocarme y lo va a conseguir si sigue masticando el sándwich de esa manera.

Que delicioso sándwich. ― Me miró. ― Es una lástima que no lo hayas probado Mel, en verdad estaba delicioso. ― Sonrió victorioso.

Me crucé de brazos enojada, ese pequeño enano está consiguiendo lo que quiere, provocarme.

¿Dónde está mamá? ― Le pregunté evadiendo lo que me había dicho antes.

No lo sé, tal vez salió con una de sus amigas, yo que sé. ― Se encogió de hombros.

Rodé los ojos y salí del comedor. Esculqué entre los cajones de mi habitación hasta que pude hallar unas cuantas monedas, lo suficiente para poder comprarme algo de comer. Tomé mi teléfono y me encaminé al centro comercial, no estaba tan lejos de donde vivo y la tarde es hermosa como para no caminar. Después de un rato me encontraba sentada tranquilamente en un pequeño parque un poco alejado de mi hogar; Es relajante escuchar música al aire libre mientras disfrutas de un delicioso bocadillo, sin tener preocupaciones ni tener que soportar a tu fastidioso hermano, sin duda estaré más seguido por aquí, me gusta este tipo de ambientes.

Veo que te diviertes, Melissa.

Me estremecí al escuchar esa voz, era muy familiar pero no recordaba donde la había escuchado antes, no era Jos por supuesto, la voz de Jos no es tan grave, esta pareciera de alguien mucho mayor. Volteé para ver a la persona quien me llamaba y di un grito ahogado.
Era el mismo señor que la otra vez, vestía diferente pero aun parecía un vago con esa ropa desgastada, tenis sucios y la barba sin afeitar. El hombre me miró sonriente y tomó asiento a mi lado sin que le de autorización alguna.

¿No deberías de estar con José? ― Me miró confundido.

Quería hablar pero la voz no me salía, estoy nerviosa y mis dedos están temblando, tal vez porque un sujeto extraño para mi está sentado junto a mí y trata de entablar una conversación conmigo y eso omitiendo que este hombre me dió un supuesto amuleto mágico el cual no sé dónde este y me hizo viajar en el tiempo donde Jos aún no es famoso para poder cumplir mi deseo; si tal vez por eso.

¿Te sientes bien? ― Preguntó el hombre pasando una mano por mi cara ― ¡Vamos! No te haré nada.

¿Quién es usted? ― Pregunté con un hilo de voz.

Realmente no sé porque pregunte eso, fue lo primero que se me vi no a la mente, aunque en realidad no lo conozco ni se quién es, dudo que sea un humano ¿Los humanos conceden deseos? Pensé que solo las hadas madrinas y los genios con una lámpara mágica podían hacer eso, ¿O acaso soy yo la que estoy loca? ¡Estoy quedando loca con tantas cosas!

(EN EDICIÓN) Un Deseo » J.C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora