Capítulo 29.

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Hoy era uno de esos días en los que lo que menos quería hacer era salir de mi cama. 

Enrollada entre mis sabanas rosas y abrazada de mi almohada favorita salí perezosamente de mi deliciosa y cómoda cama. 

Cuando hace frío es muy difícil para mi despegarme de la cama, lo único que quiero hacer es acurrucarme en ella, enrollarme con una sabana, ver películas,leer o simplemente dormir. 

El clima estaba raro y muy loco, por las mañanas hacía frío, en las tardes te derrites de calor pero cuando la noche esta apunto de caer, un aguacero cae refrescando la noche. Y cómo no, si el invierno esta apunto de caer, las hojas comienzan a estar secas en los arboles y otoño ya esta alistando su equipaje para irse de nuevo. 

Mis tíos llegaron de visita, lo cual me emocionaba mucho pues solo los veía para estas épocas y me encanta estar con ellos, son muy graciosos y divertidos. Mi prima Karime, dormimos en mi habitación, las dos lo compartimos.

Abrí la puerta del baño tratando de no despertarla, y lo logre. Hoy tenía escuela, eran los exámenes finales y tenía que asistir a la escuela, sí o sí. 

Abrí la regadera y metí mi mano para comprobar que el agua estaba fría, y así era. 

Ni de loca me metía a bañar con agua fría con este clima. 

La abrí de nuevo y espere hasta que se entibiara un poco para poderme meter a la regadera. 

Después de un rato el agua estaba tibia, me metí rápido y moje mi cabellera para poder lavarlo con shampoo, le di suaves masajes en forma de círculos hasta que mi cabeza se llenó de espuma. Abrí la regadera de nuevo y lo enjuague aún dándole masajes circulares. 

Jabone mi cuerpo de igual forma y me enjuague al acabar. Tome una toalla y la envolvió en mi cabello, tome otra y la enrolle en mi cuerpo. 

Salí del baño ya vestida y proseguí a secarme bien el cabello. No use la secadora porque mi prima Karime seguía durmiendo y no quise interrumpir su sueño. 

Cuando ya estaba lista baje a desayunar, mi tía Karla se encontraba ayudando a mi madre con el desayuno y por lo que pude observar habían preparado hotcakes. Pronto mi estómago comenzó a gruñir de hambre. 

Salude a mi mamá y a mi tía con un beso en la mejilla y proseguí a sentarme. 

Llegas justo a tiempo para el desayuno. —Mi tía hablo sonriéndome. 

Si, pero con lo lenta que es seguro llegara tarde si no se apura. —Mi mamá rió dejando frente a mi un plato con hotcakes. 

La fulmine con la mirada mientras mi tía reía por lo que mi madre había dicho. 

En vez de mirarme así mejor apúrate que ya es tarde, faltan veinte minutos para que la campaña suene y con tu paso de tortuga te cerrarán la puerta, otra vez. 

Le tire una mirada amenazante para que no siguiera molestando pero por el contrario recibí más burlas de su parte, sobre lo lenta que soy. 

Vaya madre que tengo. 

Comí lo más rápido que pude, sin dejar nada en el plato. 

Ya acabe. —Anuncié dejando mi plato en el fregadero. 

Lávate los dientes. —Mi madre ordenó. 

Lo dices como sí nunca lo hiciera.

Es porque nunca lo haces.

¡No es verdad! — Dije subiendo las escaleras. 

(EN EDICIÓN) Un Deseo » J.C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora