Capítulo 4.

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Melissa... Levántate, es tarde para ir a la escuela. ― La voz de mi madre me despertó.

Entrecierro mis ojos por el sueño, cubriendo mi rostro con una almohada. Un gruñido salió de mis labios haciendo a mi madre impacientar.

― Melissa... ― Repitió, aunque esta vez un tono más alto.

No quiero ir . ― Jadeé.

Tienes que ir... pensé que querías ver a Jessica ya que no la has visto en todo el fin de semana y sé que ustedes son inseparables, ¿No es así? ― Me dió unas palmaditas en el brazo apurándome a levantarme.

Me levanté sin ánimo de la cama para poder ponerme mi horrendo uniforme junto con mis horrendas calcetas y mis horrendos zapatos.

Me hago una coleta alta y coloqué una cinta en mi cabello.

Odio tener que vestirme así, pero no puedo desobedecer las órdenes del rector.

Busqué el collar con el dije que me dio el vago para depositarlo en mi mochila.
Tal vez lo conserve, es muy lindo y combina con todo.

Bajé las escaleras rápido, casi corriendo, me asomé en la cocina para despedirme de mi mamá.
Mi papá casi nunca está en casa ya que trabaja la mayoría del día, a veces sábados y domingos si es que se lo ordenan.

Me voy, ya es tarde. ― Dije mientras caminaba hacia la puerta.

Alto ahí. ― Me ordenó. Volteé los ojos obedeciendo su orden. ― ¿No piensas desayunar antes de irte? 

No tengo tiempo, es tarde y no me dejaran entrar si no me apresuro. 

 Es verdad, si no me apresuro me cerraran la reja de la entrada y no podre tomar clase.

Es tu último año en la preparatoria, no pasará nada si llegas un poco tarde.

Pero si no llego a tiempo no podre hablar con Jessica. ― Hice un puchero.

Podrás hablar con ella después, para algo tienes un teléfono, ¿No es así?

Había olvidado lo comprensiva que era mi madre siempre.

Si, pero no la veo desde el viernes. ― Me quejé. ― Comeré algo en la escuela, además no tengo hambre ahora, ¿Sí? 

Bien. ― Ruedó los ojos. ― Quedarás anémica Melissa, de una vez te lo advierto. 

Salí de mi hogar segundos después. Caminé hacia el paradero a esperar el bus que me deja a tan solo una esquina de mi escuela. Por suerte no tarda más de cinco minutos en llegar.

Me bajé en la esquina, desde ahí pude observar fácilmente la silueta de Jessica en la entrada, esperándome como siempre suele hacerlo.
Caminé hacia ella con una sonrisa, ella me vió y me devolvió e el gesto.

Ella ha sido mi amiga desde que iniciamos la preparatoria, no ha sido mucho tiempo pero desde que nos conocimos nos llevamos bien a pesar que somos diferentes en diferentes aspectos; las dos compartimos el mismo gusto por CD9 aunque a ella le encanta Alonso y a mi Jos.

― Llegaste tarde. ― Me recordó.

Lo sé, perdón por hacerte esperar. 

Descuida, está bien. ― Sonrió. ― ¿Cómo estuvo tu día ayer? ― Preguntó una vez que empezamos a caminar.

No estuvo mal. ― Me encogí de hombros.

(EN EDICIÓN) Un Deseo » J.C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora