Salió a la calle parpadeando con la luz del sol, tenía que irse pero no quería, solo deseaba darse la vuelta y quedarse junto a su marido.
Su padre y León esperaban apoyados en una limusina, ella intentó pasar de largo, intentó ignorar sus miradas de desprecio y burla.
-Me dejaste para al final quedarte sola como una perra. ¿Qué harás ahora Mayra?- Preguntó León.
-Aún puedes arreglar este desastre de vida que tienes, da en adopción al mocoso y vuelve a casa. Podemos decir que tu matrimonio con ese indeseable ha sido solo un arrebato juvenil. Si vuelves a casa tendrás un futuro glorioso.- Dijo Sandro intentando convencerla de volver a casa.
Ella les miró altivamente, a León no se molestó en contestarle pero a su padre sí:
-Nunca, óyeme bien, nunca daré en adopción a mi hijo. Y sobre mi boda con Ulises siempre seré su mujer, aunque él no esté conmigo. No volveré a casa, me espera una vida en otro lugar.-
-Una vida sola, criando a un mocoso bastardo. No podrás estudiar, seréis unos parias. ¿Qué vida le darás a esa cosa que tienes en tu vientre?- Preguntó con veneno León.
Mayra quiso gritarle que él tenía mucho que ver en la cosa que llevaba en el vientre, quiso gritarle tantas cosas, pero era mejor guardar el secreto. Lo único que hizo fue abofetearle y escupirle.
-Este hijo tendrá lo mejor que sus padres puedan darle. Para mí no es un lastre.-
León quiso devolverle el golpe pero un montón de guardaespaldas la rodearon impidiéndole si quiera acercarse a ella.
Un hombre que no conocía se acercó a Mayra y la rodeó con el brazo.
-Tócala y será la última vez que veas la luz del día.- Advirtió Faisán.
-¿Ahora haces pactos con mafiosos?- Preguntó Sandro apretando los dientes.
-Lo que yo haga con mi vida ya no es asunto suyo señor.- Replicó ella empezando a alejarse de aquel lugar. No oyó lo que Faisán le dijo a su padre y quizá eso fue lo mejor. Seguir ignorando una dolorosa verdad.
-Señor Sandro Flores, Mayra está ahora bajo mi protección. Ella y el pequeño. Cualquier cosa que le pase a cualquiera de los dos es responsabilidad mía. Y tenga en cuenta que en esta ciudad no pasa nada sin que yo me entere. Soy como dios y dios era todopoderoso.- Después de decir eso le dejó allí plantado para reunirse con su nuera.
Mayra se había derrumbado nada más llegar al coche, Faisán decidió que él y su séquito de guardaespaldas la acompañarían a su nuevo destino.
Ella llamó a su tía para avisarle que en cinco horas llegaría. Zaida le aseguró que la estaría esperando en el loft.
Mayra se pasó todo el camino durmiendo, estaba agotada tanto física como emocionalmente.
Cuando llegaron, su tía tal y como prometió estaba esperándola, Zaida miró su abultado vientre con desagrado. Mayra enseguida la comparó sin saber porque con Cruela de Ville, la villana de ciento un dálmatas.
Observó su vestido rojo y ceñido y se sintió mal vestida con aquel sencillo vestido blanco. Estaba segura que la abrazó porque Faisán estaba con ella. No veía a aquella sofisticada mujer como una persona cariñosa. La recordaba de otra manera. Pensó que los ojos de una niña de ocho años podían mentir o disfrazar la verdad. Esa era la edad que tenía ella cuando vio por última vez a su tía.
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LOS JUEGOS DEL AMOR.
RomanceElla se ilusionó con León. Su vida estaba llena de sueños e ilusiones que empezaban con él y terminan con él. Una mañana fue a buscarle para darle una sorpresa y oye una conversación que deseó no haber oido nunca. Huye del lugar destrozaday tropieza...