CAPITULO 32º: LEÓN REAPARECE:

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Ulises había denunciado a Hugo, el padre que lo había criado, para que le diera la herencia de su madre. Y en tres días tenían el juicio.

Mayra tenía un mal presentimiento de aquel viaje, mientras metía prendas en la maleta su presagio se intensificaba. No sabía que pasaría pero intuía que no era algo bueno.

Miró el reloj preguntándose porque su marido tardaba tanto, había ido al parque con Junior para que ella pudiera preparar la maleta con calma.

Se asomó a la ventana y los vio venir, Ulises llevaba al pequeño en brazos. Se había dormido. Mayra lo agradeció, el viaje sería más cómodo con el dormido.

Bajó para esperarlos al pie de la escalera y cuando estuvieron al lado él le dio un beso corto en los labios.

-Sube al niño al coche. Yo bajaré las cosas.- Dijo pasándole al pequeño.

Cuando ella se dio la vuelta para hacer lo que le había pedido él le dio una palmada en el trasero y le sonrió travieso.

Mayra se aseguró que Ulises Junior estaba bien amarrado a la sillita. Mientras Ulises puso las dos maletas en el maletero junto a la cuna de viaje y algunos juguetes.

-Cariño ¿quieres llevar algo más para Junior? Hay espacio suficiente.- Preguntó él a su mujer.

-Te dije que este Alfa Romeo era demasiado grande para nosotros tres.- Protestó Mayra recordando la discusión con Ulises. Él quería a toda costa comprar un coche familiar porque consideraba que el otro era demasiado pequeño para una familia. Al final se había salido con la suya.

-Venga cariño, ¿todavía estás enfadada por lo del coche? Sabes que este coche es más cómodo que el antiguo.- Dijo con voz dulce él.

-Voy entonces por la maleta que deje preparada con sabanas, toallas y mantas.- Dijo Mayra cambiando de tema. Ya no tenía sentido discutir por eso.

-Yo voy ¿dónde está?-

-En la entrada, detrás de nuestro billar.- Contestó ella sonriendo intencionadamente, sabía los buenos recuerdos que les traía ese mueble.

Ulises sonrió entrando en ese juego también, se agachó ya que Mayra ya estaba sentada en el asiento de copiloto, sin permiso se apoderó de su boca arrancándole un jadeo y un suspiro. Iniciaron una guerra, subieron la temperatura.

-Si no fuera porque tenemos que aprovechar para hacer el viaje con Junior dormido ahora mismo te subía a casa te arrancaba las bragas y me perdía entre tus piernas.- Murmuró él dentro de su boca, le cogió la mano y la dirigió a su entrepierna para que viera lo duro que estaba por ella.

-Prométeme que harás eso al llegar a casa.- Pidió ella sintiendo como cierta parte de su cuerpo latía desesperadamente.

-Te lo prometo.- Prometió él sonriendo, solo quería verle la cara cuando viera la sorpresa que le tenía preparada.

Dejándola allí plantada subió para coger el bulto que faltaba, cerró bien con llave y bajó descubriendo a la nueva amiga de su mujer despidiéndose. Le gustaba aquella chica, le caía bien.

Lea abrazó a Mayra, le debía mucho, le había buscado un trabajo nuevo y mejor pagado para que dejara a la tirana de su tía. Se abrazaron y Lea la miró triste:

-Prométeme que volverás.-

-Lea no seas boba, pienso volver, me gusta este lugar. Solo vamos por lo del juicio, en menos de dos semanas estamos aquí.- Repuso Mayra.

LOS JUEGOS DEL AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora