Capítulo 3

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Mamá cepillaba el largo cabello de Jocelyn con mucha paciencia, lo tomó en una trenza maría y le dejó un listón azul al final. Elías se acercó para besar la mejilla de mi madre y la frente de su hija en forma de despedida, Jocy sonrió alegre y tranquila, gracias a nuestra conversación de la noche anterior: Tuve que explicarle que Katherine no estaba bien y que decía cosas que no eran verdad, entonces Jocelyn creyó que su hermana era una mentirosa así que busqué otras palabras. ''No eran mentiras para ella, porque creía que eran reales'' le dije, pero pareció estar más confundida. Para que durmiera tranquila le dije que su padre era una buena persona y que jamás le haría daño a su hijita. Se acurrucó a mi lado y se aferró con fuerza, dejando su cabeza en mi pecho. Antes de dormir susurro un ''No te vayas''.

─ ¿Puedes pasar por Jocy a las cuatro? ─mi madre me sacó del trance. Me miraba un poco confundida, de seguro era por lo ida que estaba.

─Sí. ─tomé mi último sorbo de leche y me levanté para lavar los trastos sucios.

Cuando mi hermanita estuvo lista, besó mi mejilla muy entusiasmada y se marchó con mi madre en el automóvil.

Mientras no había nadie en casa, aproveché para asear un poco y lavar mi ropa, no había traído mucha así que debía sobrevivir con ella hasta que...volviera a Puerto Montt o que me enviaran mis cosas en un camión flete. Aún no sabía qué hacer, si bien tenía casi toda una vida realizada lejos de aquí, mi familia me necesitaba, sobre todo Jocelyn. Ella era muy unida a Katherine y su pérdida le afectaba demasiado, quiere que me quedé porque soy la única hermana que tiene ahora y necesita de mi protección. Además, hay tanto que debo enseñarle y que no podré hacer si vuelvo a mi hogar.

<< ─No tienes que irte. ─me dijo Katy entre lágrimas. ─Este es tu hogar.

Recordé cuando nos despedíamos en el aeropuerto, ambas llorábamos, jamás nos habían separado por más de dos semanas y en esa oportunidad no la vería hasta navidad, o sea diez meses en que sólo nos comunicaríamos por Skype.

─No puedo soportarlo más, Katy. ─la abracé con tanta fuerza que le quité el aliento.

En ese momentos quería escapar de mis errores y no escuchar más los lamentos de un idiota que no sólo me había herido emocionalmente. Postulé para entrar a la universidad Austral y me aceptaron en Ingeniería comercial, esa era mi oportunidad para huir. Luego de los cinco años de estudios se me dio la oportunidad de trabajar para una empresa de exportaciones internacionales, no podía negarme a un empleo como ese. Entonces nunca más volví, hasta hoy.

─Te prometo volver cuando me sienta libre, cuando logre perdonarme. ─le dije a Katy antes de abordar el avión. >>

Las lágrimas recorrían mis mejillas. Quizás si no hubiera sido tan egoísta ella todavía estaría aquí. Sólo pensé en escapar de mi dolor y no en cómo se sentiría ella sin mí. No podía hacerle lo mismo a Jocy, no podía ser egoísta con ella.

Me quedaría, Katy tenía razón: Este siempre seria mi hogar.

Tomé mi celular y le marqué a una de las amigas que había conocido en la universidad y que se había vuelto de mi confianza. Le expliqué todo lo que había sucedido y no pude evitar llorar cuando le hable de Katy, le pedí su ayuda con el traslado de mis cosas y que administrara todo el papeleo, había un juego de llaves en conserjería así que no tendría complicaciones. El verdadero problema era llamar a mi jefe y decirle que no iba a volver, que le enviaría mi carta de renuncia y que le agradecía por la oportunidad, pero que no podía abandonar a mi familia.

DesobedienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora