Capítulo 10

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No había hablado con Daniel, y tal vez eso era lo mejor. Debía mantenerme alejada de él y seguir mi vida como si nada hubiera pasado, aunque fuera difícil. No podía dejar de pensar en el roce de sus dedos, su piel contra mi piel, sus labios en mi cuello.

Oculté mis hematomas tras la manga de la blusa y ordené mi cabello antes de salir del coche. Hoy era el matrimonio civil de Emily y debía firmar como testigo legal, eso significaba encontrarme con Max, otro gran problema dentro de mi cabeza.

─ ¡Natalie! ─la chica corrió hasta mí para abrazarme. ─Muchas gracias por venir.

─No es nada. Pude pedir el día libre en el trabajo, así que tendré tiempo para descansar.

La chica sonrió y tomó mi mano para guiarme hacia el lugar de la ceremonia. Era una sala con aspecto formal, de murallas blancas y una biblioteca color caoba, los padres de Emily estaban ubicados en el interior hablando con el juez que realizaría la unión, y a un costado se encontraban Carlos y Max hablando relajadamente. Mi estómago se revolvió al sentir los ojos del chico sobre mí.

─Naty. ─dijo Carlos, acercándose para saludar.

─Perdón por la espera. ─dije al sentir que sólo me esperaban a mí.

─Llegaste a tiempo, nosotros nos adelantamos. ─dijo Emily nerviosa.

─Hola Natalie. ─dijo Max. Se acercó para besar mi mejilla, pero yo me alejé y le ofrecí mi mano.

─Hola Maximiliano.

El ambiente se volvió tenso y los novios prefirieron comenzar con la ceremonia, para evitar el momento.

Pese a que el matrimonio civil era importante en el ámbito legal, Emily no le dio mayor énfasis, sólo firmamos los papeles correspondientes y ellos se besaron formalmente. Sentí que se amaban, que eran felices y que esta ceremonia sólo los unía ante los ojos de la sociedad, pero ellos ya estaban juntos de una manera especial.

Felicité a los novios y me despedí de ellos con un beso en la mejilla, al igual que de sus padres; la madre de Emily parecía sorprendida por mi parecido con Katherine, pero fue respetuosa y no habló de ello. Tomé mi bolso y busqué las llaves de mi coche para partir a mi departamento.

─Naty. ─Max llegó a mi lado. Estaba agitado, pero no tardó en recuperar el aliento. ─ ¿Ya te vas?

─Si, tengo asuntos pendientes. ─la almohada me espera.

─Me preguntaba si... Podemos comer juntos. Mi trabajo no está muy lejos de aquí y... ─lo interrumpí.

─Lo lamento, pero debo hacer muchas cosas.

─ ¿Por qué mientes? Te escuché hablando con Emily.

─Bueno, entonces quiero descansar.

─Me has evitado cada vez que nos vemos. ─dijo evadiendo mi mirada.

─Sí, porque no quiero hablar. ─mi voz sonó molesta, y con justa razón, no tenía por qué darle explicaciones.

─Pero yo sí quiero. ─sus ojos buscaron a los míos, hasta encontrarlos. ─Lo necesito, Natalie, por favor.

Su mirada me suplicaba, no sabía qué decir, sentía que no podía negarme, después de todo, jamás le había dado la oportunidad de expresarse con respecto a nuestro tema.

─De acuerdo. ─susurré. ─Sube al coche.

El chico rápidamente tomó el lugar de copiloto mientras yo me ajustaba el cinturón, encendí el vehículo y aceleré sin rumbo, no quería detenerme en un restaurante o un café, sólo quería conducir hasta encontrar un lugar donde aparcar y poder hablar con Maximiliano. A los cinco minutos comencé a arrepentirme de mi decisión, quería abrir la puerta y salir corriendo para no tener que escuchar al chico, pero ya estábamos aquí, tenía que hacerlo.

DesobedienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora