Capítulo 14

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La verdad es que no dejaba de pensar en Daniel, y en la respuesta que debía darle a su petición. Aún no sabía qué decir, tenía muchos sentimientos encontrados con todo lo sucedido: Me gustaba, pero iba contra mis principios, además de atemorizarme un poco (aunque no quisiera admitirlo).

Mientras marcaba las letras de mi notebook, no pude evitar pensar lo camuflados que estaban los hematomas bajo el maquillaje que había aplicado laboriosamente en la mañana. Recordé los labios de Daniel, como habían besado mis muñecas cuando ya estábamos fuera de la habitación de tortura medieval. Ese es un buen nombre considerando su contenido y todo lo que se realizaba dentro. Por suerte no dormí en ella, Daniel había sido considerado y me facilitó nuevamente su dormitorio que, pese a ser tan neutro, frío y solitario, lograba ser acogedor; como su dueño.

Mi jornada laboral acabó a las seis con treinta, como siempre. Me despedí de Almendra en los estacionamientos y esperé a que partiera en su vehículo antes de subir al mío. Su embarazo aún no era notorio, pero yo estaba enterada y quería cuidarla para que nada les pasara, era algo totalmente inconsciente y quizás una forma de aliviar mi dolor.

Al llegar a mi hogar me preparé la cena y me acomodé en el sofá para ver televisión, quería distraerme y no pensar en Daniel. Pero el evitarlo me recordaba a Max y nuestra discusión en la boda, ese flash back dolía más que pensar en la habitación de tortura medieval. Luego de una hora de sobrecalentar mi cerebro con emociones y lágrimas derramadas, decidí leer el diario de Katherine, hace mucho que no lo hacía y quizás un poco de su punto de vista me liberaría de mis pensamientos.

Abrí el cuadernillo y busqué la hoja cuya punta doblé para marcar hasta donde había leído. Ya estaba en la mitad de sus cartas y su enfermedad había empeorado bastante. Comencé a leer superficialmente, cosas importantes, saltaba las partes donde describía el sexo con Daniel, eso era lo que menos quería leer en estos momentos.

Katherine me relató en cada carta sus miedos, como sentía que todo el mundo quería hacerle daño y cada vez estaba más confundida con respecto a la realidad y su paranoia. Daniel comenzó a aumentar la dosis de sus medicamentos, pero parecían no ser suficiente...


10 de julio del 2015

Querida Natalie

Acabamos de hablar por Skype y te enojaste conmigo por creer que mamá sólo se quiere deshacer de mí. De verdad lo lamento, lo que menos deseo es discutir contigo.

Tienes razón, es nuestra madre, jamás nos haría daño.

Te extraño hermana, por favor vuelve, ya te lo he rogado tantas veces. No sabes cuánto te necesito en estos momentos, sólo en ti confió al 100%.

Perdóname por todas las veces que discutimos, por todas las veces que te hice llorar, por todo. Natalie, vuelve... por favor.

Katy


Las lágrimas saltaron automáticamente de mis ojos, sentí un dolor en el pecho y una angustia que me hacía sollozar.

Recordé esa estúpida discusión por video llamada, donde ella me contó todo lo que le decía mamá y que sentía que quería deshacerse de ella. Yo la traté horrible, casi como una loca. Me sentía tan mal por ello, quizás si la hubiera apoyado un poco más, si la hubiera escuchado y estado junto a ella, las cosas serían diferentes. Fui una estúpida.

Al cambiar de página, me percaté de la amplia diferencia entre las fechas. Katherine está escribiendo menos.


DesobedienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora