Capítulo 17

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Sabía perfectamente que estaba conduciendo a una velocidad no permitida, pero las manecillas del reloj no se detenían y mi hermanita corría peligro.

Al leer esa frase en el diario de Katy, tomé un bolso y le metí algunas prendas. No podía dejar a Jocelyn ni un minuto más sola, Mr. Hyde podía estar cerca, esperando el momento para hacerle daño.

Me estacioné en la entrada del garaje. Vi la silueta de mi madre asomándose por la ventana de su habitación, enseguida se encendieron las luces de la casa. Respiré profundo y repasé mi excusa antes de bajar del vehículo.

La preocupación se reflejaba en sus ojos. Ella aún no conocía las razones, pero sabía que verme a estas horas no tenía un buen motivo.

─ ¿Qué sucede, Natalie?

─Forzaron el cerrojo de mi departamento. ─dije mientras entraba a la casa. Todo parecía tan tranquilo que mis músculos se relajaron y pude respirar en paz.

─ ¿Qué? ─mi madre se alteró.

─Tranquila. Los guardias vieron a tres hombres en mi puerta y al sentirse acorralados, salieron corriendo. No alcanzaron a entrar, pero me dejaron sin protección, así que preferí quedarme contigo. No te molesta ¿verdad? ─Fingí estar asustada y traté de que mis manos tuvieran un leve temblor.

─Claro que no, hija. Hiciste bien en venir. ─me dio un fuerte abrazo y acarició mi cabellera. De seguro intentaba tranquilizarme. ─Ya sabes que Elías ha convertido tu habitación en una oficina, pero puedes dormir con Jocelyn.

─Gracias, mamá. ─besé su mejilla y le sonreí.

El cuarto de mi madre se encontraba en el primer piso, por lo que pude ver a Elías asomarse por la puerta. Quizás estaba preocupado por mi visita tan repentina, pero al ver que mi madre decía: ''Buenas noches'', me sonrió y alzó su mano en señal de despedida.

Subí al baño para colocarme el pijama y lavar mis dientes. Ahora podía vigilar los sueños de mi hermanita y asegurarme de que estuviera bien. Entré silenciosamente a su habitación y traté de no hacer demasiado peso en su cama cuando me acomodé.

Su rostro estaba relajado, sus labios entreabiertos y hacía ruido al respirar. Su cabello olía a sudor de bebé, se me apretó el corazón y el instinto maternal se apoderó de mí. Era sólo una niña y debía pasar por tantas cosas: La muerte de su hermana, evaluaciones con un psiquiatra y estar en la mira de un psicópata. Acaricié su mejilla y besé su frente, ahora estábamos juntas y yo no permitiría que nadie la tocara.

Debí quedarme dormida, por que comencé a soñar con Mr. Hyde. Estaba de espaldas a mí, me observó por el rabillo del ojo y sonrió. Sentí un escalofrío envolver mi columna vertebral, el miedo me estremeció y las lágrimas resbalaban de mis ojos. Miré la ropa que llevaba puesta: Mi blusa estaba rota y mis bragas manchadas con sangre por la agresión que había sufrido. Jocelyn apareció en el umbral de la puerta, estaba asustada y me miraba con los ojos brillosos. El hombre comenzó a caminar hacia ella y cerró la puerta detrás de él. Me aterroricé y comencé a gritar el nombre de mi hermanita y a rogar que no le hiciera daño.

Fue entonces cuando desperté, sobresaltada y cubierta de sudor, mi respiración estaba acelerada y sentía que no capturaba el oxígeno suficiente. Jocy se removió en la cama, pero no despertó, sólo se quejó y siguió durmiendo.

Salí de la habitación para ir por un vaso con agua, tenía la garganta seca y aún me sentía atrapada en la pesadilla. Mis piernas temblaban al igual que mis manos, por lo que derramé un poco de agua en el suelo antes de que llegara a mi boca. Dejé el vaso en su lugar y empapé un paño para pasarlo por mi cuello, necesitaba sentir el frío y asegurarme de que estaba despierta.

DesobedienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora