Capítulo 13

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Desperté sobresaltada por la pesadilla que me había atormentado: Max estaba cargando a un bebé que se encontraba envuelto en una manta, le sonreía feliz y lo observaba como un padre a su hijo. El chico se percató de mi presencia y me hizo una seña para que me acercara, estiré mis brazos para tomar al niño y acurrucarlo en mi pecho, pero lo sentí frío y parecía no estar respirando. Lo descubrí rápidamente y me encontré con un cuerpo pequeño cubierto de sangre, estaba muerto, mi hijo estaba muerto.

Miré mi alrededor para orientarme en el espacio, me sentía confundida y todavía asustada por la pesadilla que aún me parecía real. Me encontraba en la habitación de Daniel, la recordaba por lo fría y solitaria que se sentía. Mis ojos se adaptaron a la oscuridad y la luz de la luna se reflejaba en las paredes, esto me permitió divisar las siluetas de los muebles y la mesita de noche, también, pude ver la silueta de un hombre sentado en una silla, obviamente me sobresalte y me oculté tras las sábanas.

─ ¿Estas bien? ─Lo escuché susurrar, pude reconocer su voz y el miedo abandonó mi cuerpo.

Me descubrí el rostro y tomé una postura apropiada.

─Tuve una pesadilla.

Se movió de su lugar y tomó asiento en el borde de la cama, podía ver su rostro gris e indescifrable, como siempre.

─ ¿Qué hacías ahí? ─dije intrigada.

─Dormía.

─Te veías bastante psicópata observándome desde las tinieblas. ─dije con una risita nerviosa.

─Tus gritos me despertaron.

No sabía que podía hablar y agonizar dormida.

Al salir de entre las sábanas me di cuenta de que ya no llevaba el vestido calipso de la boda. En su lugar una sudadera me cubría hasta los glúteos; de seguro Daniel me había vestido mientras yo dormía placenteramente. No era una mujer de sueño profundo, pero quizás todavía tenía el efecto de los fármacos que consumí la noche anterior.

─ ¿Pesadillas? ─rompió el silencio.

─Ya son muy normales.

─ ¿Quieres hablar de ello?

Sabía a lo que se refería, pero me mantuve en silencio para evitar su pregunta. Lo observé por algunos segundos, en sus ojos no había curiosidad ni intriga, si no deseo de querer ayudar. Me acomodé a su lado y dejé caer mi cabeza sobre su hombro.

─El pasado me tortura. ─susurré

Daniel no dijo nada, sólo espero a que continuara.

Suspiré en busca de valentía para contárselo todo, pero las palabras no salían de mis labios. Mis ojos se llenaron de lágrimas por la vergüenza que sentí.

─ ¿Te duele?

─Todo el tiempo. ─el nudo en mi garganta seguía ahí, causando dolor. Quizás si hablaba todo con Daniel, me sentiría libre. ─ Yo... ─tomé aire y luego lo eliminé de manera entrecortada. ─cometí un grave error.

Silencio. Daniel no dijo nada y ese momento me pareció eterno. Decidí continuar con la historia.

─Tenía diecisiete años cuando quedé embarazada. ─expliqué. ─Max era mi novio y no estábamos preparados para... Ser padres. Sólo encontré una salida y fue... ─tragué saliva. ─ El aborto

─ ¿Tu querías hacerlo?

─Sólo era una niña asustada que no sabía qué hacer.

Asintió y esperó a que continuara.

DesobedienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora