4.- Mi espacio

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—Creí que no recordabas nada, ni siquiera eso. — murmuró Matt.

Gemma lo miró, negó con la cabeza y se echó a reír, suponiendo que él lo había dicho en ese tono y volumen de voz a propósito, para que ella lo escuchara (cosa que no era del todo correcto).

—Lo soñé — contestó ella entre risas. —, eras tú. Siempre fuiste tú. —admitió Gemma.

Ambos se quedaron callados durante un buen rato, hasta que a ella se le ocurrió como podía aclarar las cosas.

— ¿Puedes ir conmigo a un lugar? — preguntó. —Me gustaría mostrarte algo, Matt.

Matt asintió con la cabeza y Gemma se levantó dispuesta a marcharse torciendo nerviosamente los dedos de su mano, de una manera muy peculiar en ella, salió por la puerta de cristal del centro comercial, y siguió caminando hasta llegar al parque que estaba justo enfrente y que rodeaba prácticamente toda la ciudad, Matt la seguía de cerca, como si no captase la intención de Gemma para detener un taxi.

— ¿El lugar a dónde me llevas, queda muy lejos de acá? — Preguntó Matt. — Porque si es así — añadió en tono suave. — tengo el auto justo por allá.

Gemma miró por encima del hombro a Matt que señalaba a la espalda de ambos con el brazo extendido y su dedo para ser más específico, con cara de no comprender nada de lo que pasaba dentro de la cabeza de Gemma.

Gemma frunció el ceño sin poder entender muy bien si lo decía en serio, y luego de un minuto soltó una carcajada de diversión y sus mejillas se pusieron de un color rojo carmín muy deprisa.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Bueno... porque no sé a dónde vamos. — Replicó él

En cuanto llegaron al auto y ambos hubiesen subido, Matt lo encendió y condujo durante dos minutos antes de volver a detenerse.

— ¿Y bien, a dónde vamos?

—Tu sólo sigue conduciendo, yo te voy indicando que giros tienes que dar.

— ¿Sólo así? — Se asombró Matt

Gemma asintió enérgicamente con la cabeza con una sonrisa enorme en su rostro.

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Gemma asintió tantas veces como le fueron requeridas para afirmar las vueltas que Matt tenía que dar por las calles, el chico parecía estar perdido en otro planeta, o cuando menos en algún otro lugar, pero muy distante de allí, casi no ponía mucha atención y Gemma debía repetirle las cosas un par de veces antes de que él pudiera hacer caso de una orden tan simple como "Gira a la izquierda en esta esquina" o "Solo sigue derecho como el camino te lleve".

Después de un rato de silencio en el auto solo interrumpido por las indicaciones de Gemma, Matt rompió el silencio que parecía extenderse eternamente

—Así que, Elena, ¿Por qué no me cuentas un poco de ti?

—Yo sé que me conocías, me lo dejaron bastante claro mis hermanos. — replicó ella. — ¿Por qué mejor no me dices que es lo que sabes de mí? Así quizás podría decirte algo nuevo.

—Correcto. — Matt le sonrió a medias sin siquiera mirarla, fingiendo concentrarse en la calle que tenían delante, sin quitar su atención al volante o a ella. —En tu familia todos son mellizos, aunque ninguno de tus padres tiene un mellizo. — Matt suspiró y por un segundo los arriesgo cerrando los ojos— Tienes seis pares de hermanos gemelos, los mayores son Thomas y Wesley de veintidós años recién cumplidos.

Amnesia al despertar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora