Gemma y Matt habían llegado cinco minutos antes que los demás miembros de su familia, Fernanda había saludado a Matt apresuradamente y obligó a su hermana a encerrarse en su habitación, dejando a Matt fuera.
— ¿Cómo está llevando las cosas?
Fernanda lo miró con los ojos entornados, antes de responder.
— Bien... supongo... — Miró al suelo y confesó: — la otra noche discutió con mamá por que descubrió que te estaba viendo. Mati y yo nos metimos en problemas por ayudarla, pero valió la pena — Fernanda suspiró y sonrió —. Me ha comentado todo lo que tú le has dicho. No lo sé... creo que no fue buena idea el impedirte decirle un par de cosas.
— ¿Cómo que ella y yo salimos? — interrumpió Matt un poco enfadado
Fernanda siguió mirando al suelo mientras asentía.
Luego levantó la cabeza y las lágrimas amenazaban con escapar de esos ojos color miel que tanto se parecían a los de su hermana.
— Si te hace sentir mejor — repuso ella. — G., no ha tenido un solo novio en años, era como... no sé... como si estuviera esperando algo. Como si te estuviera esperando a ti, Matt.
×°•×°•×°•×°•×°•×
Matt entró en la habitación después de una hora hablando con Fernanda.
Gemma se apoyó en los codos, desde la cama, media dormida, mientras observaba como se abría y se volvía a cerrar la puerta en un silencio que le puso los nervios de punta.
En cuanto él pudo verla bien, pareció que ella también lo pudo ver con claridad, ya que volvió a recostarse en la cama, haciéndose ligeramente hacia un extremo.
Matt se acomodó junto a ella, besando su cabello mientras se deslizaba entre las sabanas con cuidado de no lastimarla.
— ¿Qué quería mi hermana? — Le preguntó Gemma con voz ronca — ¿Terminaron ya de hablar?
Matt sonrió y la besó en la frente.
—Sí, terminamos ya. No tiene importancia lo que quería. Duérmete ¿Está bien?
Gemma se dio la vuelta para quedar de frente a él, se deslizó hasta donde estaba Matt en el otro extremo de la cama y apoyó la cabeza en su pecho y en cuestión de segundos volvió a quedarse dormida.
Dos minutos después alguien llamó a la puerta, Matt entró en pánico pero Gemma apenas pareció darse cuenta.
— ¿Quién es? — le preguntó adormilada.
— Seguramente tu madre — respondió él en voz baja
Gemma ni siquiera se percató de la respuesta, tomó la almohada de su lado y se cubrió la cabeza con ella, apretándose hacia él y escondiendo la cabeza en su camisa.
— Dile que regresé después, no estoy de humor, y el bebé tampoco. No es hora de visitas.
¿Bebé? Se preguntó Matt ¿De qué estaba hablando Gemma? No tenía sentido preguntarle, porque sabía que ella le hablaría con tan poco sentido como comenzaba a hacerlo.
Escuchó a Fernanda salir del cuarto consecutivo y hacer lo que había prometido, hablando más alto que de costumbre por nervios.
— ¿Mami? Gemma no se siente bien, llegó dos minutos después que ustedes se fueron y se fue directa a la cama.
— Pues, si no se siente bien, tengo que ir a verla. — Mayra se escuchaba alarmada
— Y apuesto a que estaría muy agradecida, pero el caso es, mamá... que entré tantas veces a su habitación para ver si necesitaba algo que a pesar del dolor se levantó y cerró la puerta con pestillo luego de echarme.
Fernanda sonaba tan enfadada como puede estar uno cuando está fingiendo.
Mayra pareció rendirse porque al final dejó de hablar con su hija, Matt pudo escuchar sus pasos a través del pasillo y luego bajando las escaleras.
×°•×°•×°•×°•×°•×
Matt casi se había quedado dormido, cuando alguien puso una mano en su hombro, sobresaltándolo sobremanera.
— Descuida soy yo... — Fernanda estaba de pie a su lado intentando mantener los ojos abiertos. — Ya puedes salir cuando estés listo, parece que todo el mundo se durmió ya.
Matt se restregó los ojos y miró el reloj despertador que había sobre la mesita de noche de Gemma, pasaban de las cuatro de la madrugada.
— ¿Parece? — preguntó Matt también en voz baja.
Fernanda se encogió de hombros y atravesó la pared para regresar a su habitación.
Matt se obligó a levantarse de la cama donde Gemma dormía plácidamente a su lado.
— ¿A dónde vas? — le preguntó ella con voz ronca, más dormida que despierta
— A casa — respondió él
Le dio un corto beso en los labios del que Gemma apenas pudo ser consciente para devolvérselo y se encaminó hacia la puerta de puntillas, para no hacer ruido.
Antes siquiera de abrir la puerta regresó a la cama, volvió a besar a Gemma y besó su frente.
— Te llamó en un rato.
Gemma hizo un ruidito afirmativo con la garganta, que demostraba que seguía dormida.
— Te quiero, nena. Te quiero mucho. Demasiado. Muchísimo — Se despidió de ella con un susurro.
Volvió a encaminarse a la puerta.
— ¿Matt? — lo llamó ella antes de que pudiera alcanzar la puerta.
Él se volvió y contestó en voz baja, esperando que ella le dijese algo, pero no escuchó nada más que el sonido de su respiración; profunda, lenta y rítmica.
Cuando se volvió a mirarla la descubrió aún dormida, no debió llamarlo de manera voluntaria, sino más bien inconsciente.
×°•×°•×°•×°•×°•×
Había cruzado casi toda la casa con éxito de no despertar a nadie, o siquiera de alertar a alguien, saldría por la puerta de la cocina, tal como Fernanda le había indicado por la noche.
En cuanto tocó la perilla de la puerta y la giró la luz se encendió, Matt se sobresaltó e inmediatamente se dio la vuelta, intentando acostumbrarse a la luz, nadie era tan silencioso como Gemma para aparecer sin ponerlo sobre aviso excepto quizás solo una persona...
— Mayra —Exclamó él, casi sin aliento por la sorpresa
— Matt... — Dijo ella, nada sorprendida de verlo allí.
— No parece sorprendida.
— No lo estoy
Matt bajó la mirada al suelo, un tanto avergonzado por haber hecho un comentario de ese estilo, como si deseara retarla además de estar allí sin su aprobación.
Se armó de valor y tuvo cuidado de elegir las siguientes palabras.
— ¿Hace cuánto que sabe que estoy aquí?
— El suficiente — replicó ella — Ven. — Mayra se sentó en uno de los bancos de la barra de la cocina y dio palmaditas en el banco de enfrente para invitarlo a sentarse — quisiera que tú y yo hablásemos ¿Estás de acuerdo con eso?
ESTÁS LEYENDO
Amnesia al despertar
Roman d'amourGemma S. Daniels es una chica común y corriente con propensión a los accidentes. Es tan propensa a los accidentes que incluso las personas que la rodean pueden estar vulnerables, a los 12 años cuando iba en el primer curso de secundaria conoce al ch...