-Estoy segura de que Matt ya lo sabe todo. - Aseguró Gemma.
- ¿Cómo se lo dijiste? - Preguntó Ann mordiéndose el labio inferior.
Sostuvo el teléfono con el oído y el hombro mientras rebuscaba entre sus cosas, buscando aquella pequeña cajita blanca con círculos de colores que jamás llegó a abrir antes del accidente. Se arrodillo en el piso y buscó debajo de la cama y el pie del armario, pasó cada uno de sus vestidos y buscó en cada uno de sus cajones y espacios dónde pudiera estar.
- No lo hice, realmente. - Confesó.
Era cierto que Matt ya sabía que ella la quería, pero eso no significaba que ella lo hubiera dicho, no a él y desde luego no lo había dicho todo, después de todo las únicas que lo sabían además de Ann eran dos niñas de 13 años y una de 10 que además era la hermana de Matt. Ann comenzó a hablar, pero Gemma la interrumpió con una súplica.
- ¿Puedes venir? Necesito que me ayudes a buscar algo.
- Claro - Respondió Ann con ironía - ¿Cómo esperas encontrar algo en tu habitación? Está hecha un verdadero desastre.
Gemma miró a su alrededor, durante el tiempo que no había estado en casa, su madre se había dedicado a limpiar su habitación, así que ahora estaba mucho más ordenada que cuando ella estaba presente.
- En realidad - puntualizó Gemma - ese es el problema. Mamá ha estado limpiando todo y en comparación con mi desastre (cuando sabía dónde estaba casi todo) no sé dónde están las cosas.
Ann suspiró.
- ¿Ya le preguntaste?
Gemma se quedó callada, ciertamente no lo había hecho, escuchó como Ann se levantaba de un salto de su cama y aterrizaba con un golpe sordo sobre el suelo de caoba.
- Pregúntale y háblame.
Gemma comenzó a protestar, y escuchó el zumbido en el móvil que significaba que Ann le había colgado.
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Annalise y Gemma se quedaron observando el pequeño paquete desde arriba, de vez en cuando se lanzaban miradas de intriga, intentando decidir si debían abrirlo o no, Ann lo había encontrado encima de las puertas del armario de su amiga y lo habían colocado en la cama con curiosidad sobre lo que había dentro de la bonita envoltura.
- Me estoy volviendo loca - advirtió Ann - Si tú no abres ese paquete ya mismo, voy a arrojarlo por la ventana.
Gemma se abalanzó protectoramente al paquete y lo abrazó. Justo antes de que Ann le lanzara una mirada asesina a ella y otra al objeto que sostenía sobre sus brazos, Gemma se sentó al borde de la cama y se deslizó hasta quedar sentada en el suelo, con cuidado quitó el moño rosa y después aun con delicadeza removió la tapa que cubría el resto de la caja. Dentro había un disco compacto, en el lado de atrás venía una lista de 17 canciones, todas y cada una eran conocidas por Gemma a la perfección, en el lado de en frente tenía un fondo color bermellón y habían trece chicos; Cinco estaban alineados contra una pared, mientras que otros seis estaban en un sofá color blanco, tres estaban sentados de manera casi normal, uno más estaba recostado verticalmente sobre los demás chicos y otros dos sentados en el brazo del sofá, los últimos dos chicos estaban muy cerca de la cámara de modo que solo se veían sus cabeza en dos de las esquinas.
- ¿Acaso es...? - Ann se interrumpió a media frase asombrada.
Gemma asintió, sabía muy bien quien era aquel grupo, pero no quería bajar la mirada hasta las letras, quería estar segura de que aquel regalo que tenía en las manos era real, observó bien las caras, (cuatro chicos rubios (dos con ojos azules y dos con ojos castaños), cuatro chicos morenos con ojos dorados, tres chicos castaños (dos de ellos con ojos color dorado y uno con ojos color esmeralda) y dos chicos castaños rojizo (uno de ellos con ojos azules y el otro con ojos almendrados)), observó con atención cada pequeño detalle; el cómo parecían estar riendo entre ellos con sus sonrisas hermosamente perfectas y lentamente bajo la mirada hasta las letras negras e irregulares como si lo hubieran escrito a mano, dónde se leía.
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Amnesia al despertar
RomanceGemma S. Daniels es una chica común y corriente con propensión a los accidentes. Es tan propensa a los accidentes que incluso las personas que la rodean pueden estar vulnerables, a los 12 años cuando iba en el primer curso de secundaria conoce al ch...