Capítulo 47. ¿Amigo o psicólogo?

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Capítulo XLVII. ¿Amigo o psicólogo? 

Mia no lograba comprender cómo su estado de ánimo podía variar tanto en tan poco tiempo, pues, estando allí con Cameron y Nica, había pasado de la tristeza a la alegría, e incluso viceversa, tan rápido como lo que alguien hambriento devora un plato de comida.

Siempre se ha dicho que toda persona tiene su alma gemela, y, como muchas otras, Mia no sabía si aquello era cierto o no, pero, por lo que Mia sí optaba, era porque, esa alma gemela, puede ser de una forma amistosa y no romántica. Esto es, en este caso, el alma gemela de Mia podía ser perfectamente un amigo y no su pareja, o lo que es igual, Cameron podía ser su alma gemela, esa pieza que tanto necesitaba en su vida para sentirse completa, un amigo que la entendiera y realmente quisiera ayudarla.

Mia era una persona consciente de cuando le daban cariño por conveniencia, como había estado siendo el caso de Sabina, sin embargo, era una persona moralmente débil, es decir, tenía tanta falta de cariño maternal que, todo el cariño que recibía por conveniencia o no, para ella era bien recibido; y con Cameron no notaba que fuera por conveniencia, notaba que, lo que le decía y hacía, era porque realmente así lo debía sentir, no por quedar bien con ella y quizá llegar a conseguir algo de ella como muchas personas pretendían hacer a la larga.

Cuando ambos llegaron hasta las rampas, donde Nica permanecía esperándolos, ésta comenzó a subir corriendo por las rampas, por lo que, girándose hacia la izquierda, Cameron y Mia hicieron lo mismo, salvo que lo hicieron andando y no corriendo.

- Quizá pienses que soy un cotilla – comenzó a decir Cameron caminando lentamente y mirando hacia el suelo – pero, si me quieres seguir hablando de tu vida y tus problemas, soy todo oídos.

- Sí, pienso que eres un cotilla. – le dijo Mia asintiendo y con tono burlón –. La verdad es que tengo la extraña sensación de contarte lo que me preocupa, pero no sé cómo empezar. – le dijo haciendo una mueca.

- ¿Cómo es la situación en tu casa, con tu madre y tus hermanas? – le preguntó Cameron mirándola de reojo.

- ¿Siempre sabes qué pregunta realizar? – le preguntó Mia alzando una ceja.

- Puede. – le respondió riendo un poco.

La risa de Mia acompañó a la de Cameron por unos segundos, hasta que ambos se quedaron en una sonrisa, la cual desapareció de los labios de Mia en cuanto se dispuso a comenzar a hablar a modo de responder la pregunta de Cameron.

- Tengo dos hermanas mayores, Anabel y Amanda – comenzó a decir Mia, retorciendo nerviosa la correa que llevaba en las manos – la primera es la mayor de las tres, y lo cierto es que no es sólo mi hermana, es una mejor amiga, una persona con la que puedo contar y ha sido prácticamente ella quien me ha cuidado, así como Mandy, que es una mujer que trabaja en casa, junto a Jamila, quien tiene la edad de Amanda.

- No es por faltar el respeto ni nada – comenzó a decirle Cameron interviniendo cuando Mia hizo una pausa – pero a mí no me interesa quién trabaje o no en tu casa, yo quiero que me hables de ti, lo que te preocupa, lo que te hace estar mal. Estamos hablando de ti, no de ellas. – le dijo Cameron con un tono de voz suave y girando un poco la cabeza para así mirarla.

- Quizá no seas psicólogo, pero eres muy parecido. – le dijo Mia riendo un poco por su intervención, pero también sorprendida por ello.

Una cualidad que también caracterizaba a Mia como persona era el saber escuchar, así como el siempre saber qué decir, es decir, encontrar siempre una solución a cualquier problema. A cualquier problema salvo a los que ella misma tuviese. Mia era la típica persona que sabía dar y daba buenos consejos pero luego no los aplicaba en ella misma.

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⏰ Última actualización: May 25, 2018 ⏰

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