Capítulo 16. Aún no ha llegado ese momento.

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Capítulo XVI. Aún no ha llegado ese momento.

Naiara corrió hacia el balcón, esperando, pese a que Mia sólo le había llevado varios segundos de ventaja, que ya lo hubiera hecho. Al llegar al balcón, Mia no estaba. Miró hacia su izquierda y hacia su derecha, pero ni rastro de ella. Se apoyó a la barandilla del balcón y miró hacia abajo, esperando no encontrarse nada, por suerte, así fue. Pero, entonces, ¿dónde estaba Mia?

Volvió a la habitación, pero obviamente no estaba. Debía estar allí, en el balcón, la había visto entrar. Se dirigió de nuevo hacia el balcón y se apoyó a la barandilla mientras suspiraba. Desde que había visto a Sabina, estaba agobiada.

Mirando una y otra vez al suelo, alguien le tocó la espalda, haciendo así que gritara del susto.

- ¡Dios! – dijo girándose – me has asustado. ¿Dónde estabas? – dijo poniéndose la mano en el pecho, sintiendo así su pulso.

- Ahí. – contestó Mia señalando hacia la izquierda, donde había una columna.

- La próxima vez estate donde pueda verte – dijo suspirando aliviada – me has pegado un susto de muerte.

- Lo siento, no quería asustarte mientras mirabas… ¿qué mirabas? – preguntó Mia levantando una ceja.

- Nada – dijo nerviosa – es que como estabas así y has dicho que no querías estar más aquí y te has dirigido hacia el balcón, pensaba que irías a… - no pudo terminar la frase.

- ¿Qué?, no, sólo quería tomar un poco el aire. – dijo molesta porque pensara que haría algo así estando ella delante.

- Lo siento mucho, Mia. – dijo acercándose a ella para abrazarla.

- No importa. – dijo abrazándola.

- Sí, sí que importa – dijo rompiendo el reciente abrazo – he sido una idiota pensando que serías capaz de hacer algo así. – dijo poniéndose la mano en la frente, arrepentida.

- Naiara, no importa, en serio. – dijo sintiéndose mal por su amiga.

- Mia, no seas tan buena, he pensado mal, a mí en tu lugar me molestaría que pensaran así y más si esa personas es mi…

- ¡Naiara! – gritó interrumpiéndola –. Te equivocas. No importa, no me importa que lo hayas hecho, porque en sí no es algo que me moleste y además… - dijo casi sin voz, sin poder terminar la frase.

- ¿Qué?, ¿además qué?, Mia. – dijo mirándola a los ojos.

- Que no te equivocas. – susurró Mia, sin mirarla a los ojos.

- ¿Qué quieres decir?, Mia. – preguntó algo sorprendida –. Mia. – llamó al ver que no le contestaba.

- No lo haría estando tú delante, conmigo – comenzó a susurrar – pero sí que lo haría. – dijo en un tono de voz casi inaudible, pero Naiara lo escuchó.

Casi sin darse cuenta, Naiara le dio una bofetada a su amiga, la cual, al hacerlo, comenzó a llorar y tocarse la mejilla en la que le había golpeado, la derecha.

Mia no dijo nada, ni siquiera la miró, se limitó a tocarse la mejilla derecha, notando el calor por la bofetada, y dejando salir las lágrimas de impotencia. Tras esto, se apoyó en la barandilla del balcón de espaldas y se dejó caer, quedando sentada con la espalda apoyada en las barandillas.

Tras haberlo hecho, Naiara se sintió la peor persona del mundo, había abofeteado a su mejor amiga, a su hermana de corazón, a la persona por la que daría todo lo que fuera necesario, por la que haría todo lo que fuera necesario. Y ahora, ahora en lugar de consolarla o entenderla, le había pegado una bofetada.

Amores distintos [pausada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora