Capítulo VII. ¿Amor u obsesión?
Fuera, todos estaban aburridos, y ya no sabían qué hacer o a qué jugar para entretenerse. En cambio, Mia y Dylan, estando dentro, calentitos, tumbados, y con la tele encendida, les era imposible aburrirse, aunque eso no quitaba que Mia estuviera algo incómoda por la situación.
Mia no dejaba de pensar en lo que había ocurrido, y no sólo en eso en sí, sino en que alguien, por desgracia no sabían quién, los había visto cuando casi se besan. El que hubiera intentado besarla, decía mucho, sin embargo, por extraño que parezca, no era capaz de alegrarse por ello. Es decir, no era capaz de pensar en que si había intentado besarla eso le decía que quizás sintiera algo, por muy pequeño que fuera, por ella. Era incapaz de pensar eso, se sentiría más culpable de lo que ya se sentía si pensaba en eso. Sin embargo, no dejaba de pensar en el por qué, tanto si fuera bueno como si fuera malo.
De igual modo, Dylan estaba igual, no dejaba de darle vueltas a lo que acababa de pasar. Pero, al contrario que Mia, el sólo le daba vueltas a una cosa: ¿quién los había visto?
- ¿Cómo te encuentras? – preguntó Naiara entrando en el salón e interrumpiendo así sus pensamientos.
- Naya. – dijo Mia cariñosamente mientras se echaba hacia delante para abrazarla.
En cuanto ambas se juntaron en el abrazo, las dos rompieron a llorar. Una porque estaba muy preocupada por su mejor amiga, y la otra porque estaba muy débil y frágil. Realmente, siempre le pasaba cuando estaba mal y alguien la abrazaba. Ya podía haber estado fingiendo que estaba bien, sonriendo y haciendo bromas que, en cuanto la abrazaban, lloraba.
- Os dejo solas para que habléis tranquilas. – dijo Dylan mientras se levantaba.
- No hace falta, Dylan. – dijo Naiara separándose y sonriéndole.
- Vete – comenzó diciendo Mia – te mereces descansar por haber sido mi guardián. – dijo en broma sonriendo ampliamente.
- Iré a tomar un poco el aire pues, gracias. – dijo dirigiéndose a la puerta.
- A ti, Dylan. – dijo Mia sonriendo.
Dylan la miró tiernamente, en señal de que no había de qué, ella se sonrojó.
- ¿Te gusta? – preguntó Naiara sonriendo pícaramente cuando la puerta se cerró, o eso pensaron ambas.
- ¡¿Qué?! No, no, para nada. – dijo Mia nerviosa.
- Ya, claro, y yo te creo.
- Va en serio, no me gusta. – dijo Mia todo lo sería que pudo.
- Está bien, creía que sí. – dijo Naiara fingiendo habérselo creído.
- Creías mal, no me gusta. – contestó firmemente –. Además, ¿qué más da? Él tiene novia.
- Cierto, pero, según me ha contado mientras jugábamos, antes de que fuera contigo, está mal con ella, cada vez más tiene la idea de dejarla.
- ¿En serio? – preguntó Mia como si se hubiera encendido un faro en mitad de una noche oscura, sin una sola estrella en el cielo.
- Nunca te mentiría. – dijo guiñándole un ojo.
- Aun así, no puedo hacer nada. – dijo bajando la mirada.
- ¿Por qué no?
- Porque a otra persona le gusta.
- Sabina. – dijo Naiara firmemente.
- Sí, ¿cómo lo sabes?
- Me lo contó hará un mes o dos, no estoy segura.
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Amores distintos [pausada].
Teen FictionAmelia, o Mia, y Dylan se conocieron en la fiesta de cumpleaños de una amiga, en la que estuvieron hablando entretenidamente y, a pesar de conocerla poco, él la estuvo ayudando y apoyando cuando sufrió un fuerte mareo. Desde ese día, se vieron sólo...