Narra Ross:
La acosté en mi cama, la estaba besando, pero se me ocurrió una mejor idea... Comencé a hacerle cosquillas al rededor de su pequeño cuerpo, ella reía sin parar.
-Ba...Basta.- suplicó __(tn)
Me golpeó las manos y se zafó de mi.
-Princesa, has declarado la guerra.- murmuré.
Me miró asustada y comenzó a correr. Estaba corriendo por la alfombra cuando tiré de ella, se cayó dando una vuelta muy extraña, reí sin parar por esto, me faltaba el aire, pero no podía dejar de reír, en un descuido ella agarro mi pie haciéndome tropezar.
-Ahora la que ríe es otra.- dijo entre risas haciéndose la importante- Bien jugado Lynch, pero no me ganarás.
__(tn) comenzó a correr pero cuando tire de su ropa para agarrarla cayó de espaldas.
-¿Qué decías Morris?-. la miré con una risa triunfante, comencé a correr, ella se levanto e hizo lo mismo.
-Idiota.- ella corrió tras de mi, me agarró abalanzándose, me tumbo en el suelo y comenzó a hacerme cosquillas, soltaba carcajadas sin parar, no se como tire de su polera haciendo que se rasgara.
-¡Ups!.- sonreí inocente.
-¡Ross!, ¡era mi blusa favorita!, te hundiste Lynch.- me miró amenazante y retrocedí algo asustado
-¡Aléjate Satanás!
-¡Ven aquí talco con patas!.- Un momento ¿me dijo talco? ¿con patas?, la mire con una cara de "really nigga?"
-¿En serio?-. ella se encogió de hombros. Salí corriendo de la casa en dirección al patio de atrás, me sentí victorioso ya que ya no me seguía, pero por un momento me asuste al no verla, miraba a mi alrededor y no estaba, llegue cerca de la piscina buscándola pero lo la encontré.
-¡GANÉ!.- y antes de reaccionar a cualquier cosa sentí mi cuerpo en contacto con la fría agua de mi piscina, si, me había lanzado.
-¡Idiota!.- le grité, estábamos en medio de la noche y ella me arroja la piscina con todo el frío.
-¡Tonto!.- me devolvió el insulto.
-¡Estúpida!.- murmure.
-¡Estúpido!.-
-Hermosa.
-Sigues siendo estúpido.
-Y tú sigues siendo hermosa.
-Feo.- me sacó la lengua como una niña pequeña.
-Feo y todo... Me quieres.- dije con autosuficiencia.
-Lo sé, lo sé.
Narra __(tn).
Hace tanto que no jugábamos así, me reí tanto, me giré en dirección a la casa, cuando Ross me empujo a la piscina de vuelta y luego el volvió a tirarse, comenzamos a reír sin parar.
-¡Eres un tarado!.- comencé a hacerle un raro peinado en su cabello mojado.
-Pero TU tarado.- me sonroje locamente al escuchar esto y luego reí.
-¿Qué me hiciste en el cabello?.- me encogí de hombros, después de unos segundos comencé tiritar por el frío de la noche y mi cuerpo mojado, se acercó lentamente a mi con la clara intención de besarme, pasó su lengua por sus labios, un escalofrío recorrió mi cuerpo y sin más me besó.
Un beso tierno y lento, lleno de amor y cariño, con el tiempo se profundizó, el me rodeo con sus brazos para protegerme del frío y seguía besándome fuertemente, se alejó de mi y entreabrió sus labios para decirme algo.
-¿Sabes?.
-No.- reí obvia, rodó los ojos divertido.
Se acercó y me susurro- Siempre he querido hacerte mía en la piscina.- mis ojos se abrieron como platos, me sonroje y golpeé su hombro mientras Ross reía sin parar. Decidí jugar un poco.
-¿Ah sí? Entonces... ¿Por qué no lo haces?.- ahora él abrió sus ojos a tope.
-N-no lo sé.. Sólo p-pensé que no te agradaría la idea.- Enrolle mis piernas en su cintura.
-Interesante.- me moví inquietamente.
-N-No lo hagas __(tn).- susurro con la voz entrecortada.
Me giré para salir y él descaradamente acarició mi trasero.
-¿No querías jugar? pues juguemos.- me giró hacía él, atrapando mis labios en otro beso, estaba haciendo demasiado frío ya que seguíamos en la piscina, cada vez el asunto se volvía más caliente.
¿E-En serio lo quieres hacer aquí?.- susurre.
¿Por qué no?.- me apreté hacía él.
-Hace frío.- enrolle mis piernas en su cintura de nuevo y me sacó de la piscina en dirección a su habitación.
~Connie Lynch<3~
3 votos y 3 comentarios y sigo<3
ESTÁS LEYENDO
Me enamoré de una Rosser.
Hayran Kurgu____ (tn) Morris, una adolescente de 17 años, sola y vacía, maltratada por sus padres desde que tiene memoria, sin esperanzas y sin nadie que la ayude... o eso creía, hasta que llegó él, Ross Shor Lynch, un famoso cantante, 18 años, vida perfecta y...