Todo por una galleta

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Todo bien, todo hermoso, todo perfecto.

Ese tipo de la mesa de a lado definitivamente me estaba coqueteando. Fingí buscar a alguien por la dirección en la que él se encontraba, y si, me estaba mirando.

Si, mejor voy planeando la boda.

Estaba apunto de levantarme para ir a hablarle cuando algo casi me golpea, por suerte el proyectil cayó en la mesa, después de todo este tiempo ya me había acostumbrado. Llegamos al punto en el que aunque no me hubiera acabado mi comida o pedido la cuenta, ya había galletas volando hacia mi.

"Nunca confíes en un hombre que use los pantalones más ajustados que los tuyos" Decía.

Miré al chico para ver a lo que el tonto mesero se refería, disimuladamente. Y me sorprendió que él haya podido entrar en esas cosas.

Mejor cancelo la boda... Ningún esposo mío va a lucir los pantalones mejor que yo.