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- ¿Oli?- escuché que alguien me llamó, estaba sentada en una banca del parque de la ciudad. Sin exámenes y sin ganas de ir a cierto restaurante me había quedado con mucho tiempo extra. Volteé hacia la fuente de la voz, me encontré con Alex y la rubia del otro día.

- Alexander, que sorpresa- dije con un tono de voz neutro. La oxigenada estaba sonriendo y eso me irritaba- ¿quién es... tu amiga?

- Ella es Larissa, mi amiga. Larissa ella es Oli, es mi, eh, mi Oli.

Me levanté y ambas nos estrechamos las manos lentamente. Y ella no dejaba de sonreír.

- Oye, ¿me permites un minuto a solas con él?- ella se encogió de hombros y se fue caminando al otro extremo del parque.

- ¿Todavía no somos novios y ya me estás engañando?- le pregunté -grité- a Alex. - Al menos espera un poco. Además ¿qué demonios fue eso de la galleta? Los vi paseando juntos ese día, si vas a hacer algo a mis espaldas, mínimo hazlo bien, inútil.

Alex me miró confundido- ¿Te estoy engañando?- preguntó - Oli por favor, estas celosa.

- Claro que lo estoy.

- ¡Tenemos un avance!- Alex se acercó a abrazarme, lo permití por unos cuantos segundos pero después lo separé de mi - Oli, no te estoy engañando. Haría cosas a tus espaldas, pero no del tipo de cosas que traicionaria tu confianza.

- ¿Entonces por que me pediste perdón en la galleta?

- Bueno, a Larissa le gusta mi tío, como a ti. Entonces como obviamente no dejaré que tu cosa con él avance más de un gustar de colegiala, decidí ayudarla. Cuando nos viste seguramente le estaba hablando acerca de mi tío y mostrándole que le gusta, pero en la galleta me disculpé por hacerlo, sabiendo que tienes una pequeña obsesión con él tío Alex, por ayudar a alguien más con él.

Analicé todo lo que me dijo aliviada- Entonces la tal Marissa no tiene intenciones contigo.

- Larissa, y no, claro que no, ella ya me rechazó hace tiempo y de todas formas ya no es mi tipo.

Interesante.

Clarissa regresó con nosotros, se acercó a Alex y se aferró a su brazo.

- Daryl, corazón ¿podrías traerme algo de aquel puesto de allá?- le preguntó señalando a un señor trabajando en un carrito de helados.

- ¿Daryl?- miré extrañada a Alex.

- Ese es mi primer nombre, lo odio. No se supone que supieras cuál es, al menos no por ahora- un poco molesto se soltó de las garras de Narissa y se fue a comprar lo que ella le pidió.

Las dos nos quedamos solas observandonos, me volví a acomodar en la banca y ella se sentó a mi lado.

- Bueno, supongo que podemos ser amigas- habló ella.

- Oh, por favor- la encaré - como si tus intenciones no fueran obvias. Veamos, probablemente conoces a Alex de hace mucho tiempo, eres amiga de la familia así que te enteraste que estamos saliendo,¿correcto?

- Así es, excepto que no están saliendo- sonrió maliciosa.

- Lo que sea, entonces decidiste que mi novio te gustaba de repente por lo que inventaste esa pobre excusa de estar enamorada de su tío, para que él pasara tiempo contigo y te ayudara.

- Vas bien, prosigue.

- Terminé, ahora podemos dejar de fingir formalidad- observé a Alex a lo lejos, me enojó la forma en la que obedeció a la casquivana, y también que ella supiera su primer nombre y yo no.

- Como sea, yo le gusté antes a él.

- Dijo que fue tiempo atrás- contraataqué.

- ¿Pero que tan atrás, años, meses? ¿cuanto tiempo crees que se tarda una persona en superar a alguien? ¿y si comenzó a hablarte para olvidarse de mi?

- Trata de intimidarme todo lo que quieras, no tengo por que creer lo que digas.

- Actúa genial todo lo que quieras niña, pero las dos sabemos quién tiene la ventaja aquí.

- ¿Quién?- noté a Alex acercándose con mi vista periférica.

- El sólo le ha dicho a una de nosotras que la quiere, a menos de que te lo haya dicho a ti ya ¿lo hizo?

No.

Supongo que lo adivinó por la expresión en mi rostro, me dedicó una mirada y sonrisa venenosa justo antes de que Alex llegará y rápidamente actuó inocente.

- Oh, chocolate ¿cómo supiste, cariño?- dijo Tarissa batiendo sus pestañas hacia él, coqueteando.

- Pues tu me dijiste que ese te gustaba- Alex la miró un segundo sin comprender y después de volteó hacia mi, me entregó un helado de menta- aún no sé tu favorito, pero te traje el mío. Pensé en chocolate pero era demasiado típico.

Sonreí y palmeé el lugar que quedaba de banca a mi lado, tuve que empujar a la intrusa para que él pudiera entrar en el hueco pero ni modo.

- Gracias- le dije mientras recostaba mi cabeza en su hombro y él usaba su brazo libre para abrazarme.

Toma esa Karissa.

Todo por una galletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora