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Esperaba al mesero detrás del restaurante, junto a la puerta por la que salían los empleados, exactamente a las siete se abrió.

- Ya estoy aquí, dime que demonios quieres.

- Alguien está de mal humor, ¿te quedaste sin rubia?

- Al punto- Respondió irritado.

- Verás... ¿Cómo te llamabas?

- Alex.

- Que lindo.

- Gracias, fue por mi tío.

- De acuerdo... Alex, tú tenías algo que decirme.

- Es muy simple, mi papá me dijo que no hay nada mejor que recibir tu primera propina. Y mi mamá... Bueno, está loca, necesito ese dinero extra.

- ¿Y qué, nadie te ha dado nada todo este tiempo?

- Oh sí, todos los comensales son muy generosos, excepto tú. Eres la única tacaña que se va sin darme el diez por ciento, me lo he tomado como un reto- Su teléfono comenzó a sonar, lo sacó de su bolsillo y en la pantalla se veía un nombre.

Anne.

- ¿Novia?

- Peor, es mi mamá.

Todo por una galletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora