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Esta vez, no pasará.

Ya era tarde y comenzaba a ponerse oscuro, así que me apresuré a sacar el dinero para pagarlas y me fui rápidamente del restaurante.

Ninguna galleta para mi hoy. No señor.

Apenas había salido a la calle cuando escuché que me llamaban.

- ¡Oye, tacaña!ㅡ Giré para ver quien me había gritadoㅡ ¡Olvidaste esto!

Inmediatamente me arrojó una bolsa de papel que me golpeó en la cara, para después entrar de nuevo al negocio mientras gritaba un "¡Lo siento!"

La gente me miraba muy extraño así que llame a un taxi para ir a casa. Cuando llegue me fui a mi habitación y ya en mi cama abrí la bolsa.

Tres. Estúpidas. Galletas de la fortuna.

"Tú me obligaste a hacer esto. Tu culpa, mía no".

La segunda.

"Ni que te fueras a quedar pobre por un poco de dinero".

Y por último.

"Por favor, no hagas que me despidan. Te lo imploro".

Lo hubiera hecho ya, de no ser porque al menos, el maldito estaba lindo.

Todo por una galletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora