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Era el servicio a domicilo, Dafne había pedido pizza y yo no me había dado cuenta. Recogí la comida y cerré la puerta con fuerza después de pagar por todo.

Mi hermana me miró extraño cuando puse la caja al lado de ella.

- ¿Esperabas a alguien?- preguntó divertida.

- No te burles de mi, puberta.

Escuché ruidos provenientes del segundo piso, la cosa era que en ese momento sólo estábamos mi hermana y yo. Mis padres habían decidido salir para tener su sexta luna de miel, en nueve meses tendría un nuevo hermano o hermana.

Así que como yo estaba a cargo del bienestar de mi hermana, tenía que cuidarla.

- Mira Dafne aquí está el bate, sube en silencio y le das duro donde tu sabes- ella se me quedó mirando como si estuviera completamente loca- oh entiendo, que la hermana mayor muera.

Me deseó buena suerte y subí con cuidado las escaleras, todo estaba oscuro y daba un poco de miedo. Avancé por el pasillo que conducía a la habitación de mis padres, luego me asomé desde la puerta logrando divisar una figura cerca de la ventana.

Tomé el bate con fuerza y prendí la luz de la habitación. Levanté el palo de madera pero me detuve al reconocer a la persona.

- ¿Alex? ¿Ahora te dedicas a robar casas?- el susodicho miró mi arma un poco asustado.

- Eh... ¿Sorpresa?- dijo nervioso.

- Casi me matas del susto- reclamé.

- No, casi me matas con un bate de béisbol. ¿Ahora ya vas a ser mi novia o quieres que te de mi riñón también?

- ¿Novia de un criminal en progreso como tú?

- Oli, por favor. Es el segundo piso, no fue fácil.

- Pudiste tocar a la puerta como una persona normal.

- ¡Dijiste que querías que te sorprendiera!- exclamó.

- Yo me imaginé algo como una serenata.

- Olive- Alex se veía bastante serio al decir mi nombre, así que respiré hondo e intenté no lucir muy avergonzada.

- Esta bien, seré tu novia oficialmente, después de tanto tiempo.

- ¿Ya se van a besar o...?- dijo mi hermana desde la puerta. Iba a gritarle algo acerca de la privacidad pero Alex no me lo permitió, rápidamente con ambas manos en mis mejillas dirigió mi rostro al suyo.

Y me besó.

Todo por una galletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora