Todo por una galleta

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- Hola...

- ¡Hijo de...! ¿Qué haces acechandome después del trabajo? Hoy no es viernes.

Yo sólo había esperado en la parte trasera del restaurante a que Alex terminará su turno. Esto no es sospechoso en lo absoluto.

- ¿Que acaso no puedo venir a saludar?

- Podrías avisarme, pensé que eras un depravado.

- No le puedes decir depravado a tu novia.

- ¿Eres mi novia? Al menos invitame un café o algo...

- Para tu mamá y toda tu familia lo soy, nunca pensé que esa fuera tu forma de llamar la atención de las chicas. Con tu madre.

- No le puedo negar nada a ella, cuando ella le propuso matrimonio a mi papá, él no le pudo decir que no quería.

- ¿En serio?

- No, él le estuvo rogando a mamá como por una semana pero prefiere contar la otra versión para no quedar tan mal.

- La historia de tus padres suena interesante.

- Puedes ir a leerla si quieres.

- ¿Qué?

- Qué luego te la digo si quieres.