Muerte Y Desolación

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Nic me hacía sentir alivio por todo lo que me dijo Thomas, ambos son tan parecidos físicamente, ambos tienen un encanto especial, pero Thomas oculta todo de su pasado, y Nic es como un libro abierto conmigo. O eso creía. Esa mañana fui al cuartel para dar más información acerca de lo que había dicho Jamie, mientras él y Nic arreglaban sus asuntos. Cuando llegé solo estaba en la sala el Coronel, cuando me vió entrar estaba feliz, sabía que iba a hacer algún comentario amoroso, alguna estrategia para acercarse.

–Hola –sonreía dulcemente –

–Hola –respondí de igual manera –¿Qué tal amaneciste? –

–Bien, la cama era suave no me quejo –sonreí de recordar el momento con Nic –¿Y tú? –

–Pues tuve un buen sueño, pero nada como el sueño de esta mañana –me miró fijamente, y entendía a que se estaba refiriendo –¿Sales con alguien? Por que pensé en quizá no se, que tal vez podríamos salir a cenar si tu... Tú quieres claro –se puso nervioso tartamudeaba, veía al piso para no travarse cosa que no logró –

–Claro, sólo que hoy no por que Nic me invitó a cenar así que –

–¿Cómo es eso posible? –Daniel río levemente –

–Pues somos amigos –tenía que ocultar mi relación con Nic –

–No es eso me refiero que invitó a salir a una chica, es raro debido a que él –me ignoro un segundo y miró al mapa que estaba frente a él, me estaba muriendo por saber y este sujeto no decía nada, lo miré aun que el no a mi –

–A¿Él qué? –dije con firmeza –

–¿Para qué quieres saber? Digo solo son amigos –se reía mufandose de mi –

–Pues solo por curiosidad no quisiera hacer una mala elección –

–Pues por lo de su esposa. Me imagino que te lo contó pero al parecer no todo –volvió a reírse contrario a mi, que permanecí en silencio, ahora también el me rompió mi corazón, aun que no se en cuantos pedazos más se puede romper – Ya sabes son cosas que pasan –y en ese momento entró él  Jamie y Mallory, miré a Nic tragando mi dolor, pasándolo con mi sufrimiento, el sonreía pero por mas que yo intentaba no lo hacía –

–Me disculpan un momento debo ir al sanitario –me levanté de la silla y todos me vieron irme, salí con la poca calma que me quedaba. Cuando ya estaba afuera y la puerta ya estaba cerrada corrí, hasta llegar a un lugar alejado, rodeado de árboles  corrí tanto como mis piernas me dejaban. Cuando no pude más me abracé a un árbol, me deslice llorando hasta el piso, estaba siendo fuerte pero ya no podía, comenzé a llorar, abracé mis piernas y lloré desconsoladamente, ahora también el, un par de pasos se oyeron haciendo crujir las hojas secas que ya hacían en el piso, unas manos frías tocaron mi espalda, alcé mi cabeza y el espectro estaba ahí pero esta vez no se veía lúgubre, desdeñable y tenebrosa, parecía estar viva, verla ahí fue como verme en un espejo –

–Nadie a de resignarse, dicen que nadie a de resignarse –me decía el espectro asobando con dulzura mi espalda se hincó para verme, me veía sin entender mi comportamiento, con una mano limpio una de mis lágrimas –No vale la pena, no vale la pena por el ni una lágrima, ni en este mundo ni en el que perteneces –

–Puedes decirme por favor, por que no entiendo nada, si esto no es un castigo ¿Qué es entonces? – lloriqueaba haciendo mis palabras inentendibles –Tenias razón –agaché de nuevo la cabeza –Aun en mi mundo solo era una persona más para los que ame, solo era un objeto esperando a ser ceniza –

–No, yo me equivoque, yo no tengo razón –volví a mirarla y sus ojos dejaron de ser del color del fuego para verse azul, casi irradiaba paz –No te rindas por favor no te rindas, no quiero que acabes como yo, hay alguien o por lo menos eso dicen aquellos espíritus afortunados que ayudan a los enamorados con futuro, esos que ni la distancia los separa, esos que contrario a los amores que tu y yo conocemos, que después de tantos besos aceptaron que estaba destinados a no ser; esos espíritus dicen que afuera en algún lugar hay alguien que está esperando para enamorarse y enamorarte, y debes creerlo –

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