Cartas Sin Destino

Cartas Sin Destino El Tiempo A Tu Lado

Esos días en el cuartel fueron lo peores que he vivido, sin alimentos sin agua, con frío. No había forma alguna de escapar, ni tampoco quería hacerlo, no tengo a dónde ir. Hoy a primera hora dos soldados vinieron por mi, no tenia más energía no había comido ni tomado agua en casi dos días sin mencionar que no hay baño. No me dejaron salir por mi cuenta, por ordenes del Mayor Jamie, debían llevarme con fuerza, sometida si era posible. Ambos se prensaron de mis brazos, alzándo me, sentí un dolor muy fuerte, si me quejaba tiraban con más fuerza, subimos a un auto militar dónde fui vigilada todo el trayecto.

-Jamie ¿Cómo que no sabes dónde está ? - cuando Nic llego fue a buscar me y no me encontró, estaba preocupado por mi, me había dejado bajo la "protección" de su amigo y el no sabia dónde estaba -

-Por que no vas a buscarla, el Capitán Mallory dijo que lo atendió hace no mucho ve a preguntar le - Nic estaba en la oficina de Jamie, y vio que en la pared había sangre, pero no le prestó importancia, y al final optó por salir a buscar me -

-Al fin - al abrir la puerta de la oficina del Mayor los soldados me soltaron haciendo me caer al piso, caí de rodillas y apenas pude sostenerme con las manos - ¡Estoy harto! No estoy convencido de tus dotes en "analítica" - se mufó de mi haciendo las comillas en el aire, y una voz burlona - Llamé a mi superior ¡Debes contarnos todo! - me levantó con una mano, me aventó contra la pared y me ahorcó, con mis manos sostenía la suya, por instinto mis pies se agitaban buscando el suelo, no respiraba - ¡Dime! ¿¡Si eres mujer o demonio!? ¡Dime habla! ¡¿Cómo pudiste saberlo antes que nosotros -

Nic estaba saliendo de las oficinas pero se topo con su superior el Coronel McMichael, que aún para ser joven es un hombre muy listo, de mucha sabiduría. El hombre venía jalando la silla de ruedas del Capitán Mallory.

-Capitán Nicholls - se acercó a estrechar su mano - ¿Cómo se encuentra? - Nic lo saludo sonriente -

-Muy bien mi Coronel gracias ¿Y usted? - Mallory solo los miró serio -

-Afortunadamente bien. Jamie me llamó a mi, y... - cerró los ojos apenado - Pero que modales los mios Nic el es el Capitán Mallory - le señaló al sujeto en la silla -

-Mucho gusto - se estrecharon de las manos, pero sus sonrisas eran fingidas  y débiles -

-Vamos seguramente el Mayor Jamie debe estar esperándonos - ambos se dirigieron a su oficina escucharon los gritos del Mayor pero lo conocían, es un hombre muy explosivo - Debe seguir descifrando los mapas y esta frustrado - dijo en un resoplo - Esperemos a que termine -

-¡Dime! ¡¿Acaso eres un demonio, enviado por el tentador?! ¡Dime habla de una vez! ¿¡Dime si en el remoto edén mi patria tiene gloria!? - cada vez me apretaba con mayor fuerza, la vista se me nublaba - ¡Maldita sea Alcázar! - fue como si al oír eso hubiese hecho eco por todo el lugar, Nic y Mallory reconocieron aquel apellido -

-Mi Coronel ese es el nombre de mi enfermera ¡El Mayor debe estar la interrogando! - Mallory movió las ruedas con sus manos hacia la puerta, Nic se fue a parar para abrir la pero los soldados cerraron filas impidiéndole -

-El no puede hacer eso sin una orden - el Coronel, con sus manos hizo aun lado a los dos soldados y abrió la puerta de par en par, entraron de inmediato, voltearon buscando al Mayor, grande fue su sorpresa al verlo en semejante acto - ¡Vasta! - le gritó molesto -¡He dicho vasta! - Nic y Mallory nos veían horrorizados -
-Pero mi señor - volteó débilmente a ver a su superior - No ha dicho nada aun - ya no lograba entender sus palabras, estaba a nada de desmayar me, los labios se me ponían azules -

-¡No tienes una orden Jamie!  ¡Vasta! ¡Vasta o disparo! - sus amenazas hicieron que me bajará azotandome al piso con fuerza, Nic y Mallory se iban a acercar para ayudarme pero el Coronel interpuso sus manos impidiéndolo - No la toquen ¡Explicate Jamie! ¿Por qué torturabas a ésta pobre e indefensa... Mujer - me incorpore poco a poco, respiraba rápido intentando compensar todo el aire que me faltó, alzé la cabeza para ver a los cuatro hombres queme veían, la mirada del Coronel McMichael y la mía chocaron fue como si en ese segundo hubiera visto en su mirada toda su vida, baje la mirada, me sentía humillada -