Despedida

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Existen muchos tipos de amor en este mundo, pero nunca el mismo tipo de amor dos veces
Scott Fitzgerald

Cuando ese ser que creo el mundo y a las personas creo el amor, ahí en la infinidad del espacio donde comienzan las estrellas y terminan las galaxias, ahí donde nadie jamás a estado; con todo aquello que sentía en su corazón que no es otra cosa que un volcán de vida un destello de luz emanó. Lo dejó libre, este recorrió las galaxias los tiempos, como un rayo de luz en la obscuridad acabando con el frío, con el miedo y casi con la guerra. Cada ser creado en todo lo largo y ancho de la galaxia que fue tocado por el amor lo reprodujo en si cómo una bacteria, y lo pasó hasta que pronto el amor cubría por completo al planeta. Habían amores típicos, enamorados melosos, reprochadores, a distancia, insufribles, caprichosos, incestuoso y hasta suicidas. Pero esos amores que descuadraban con los demás por alguna razón no podían estar juntos, de estos amores resultaron muchas cosas, usualmente la primera era dolor y amargura, que poco a poco provocaba la muerte, como si esta hermosa enfermedad fuera letal para otros. Ese Dios benevolente tomó a esos humanos que morían de amor y los hizo guardianes, creyendo que ese amor que un día los consumió salvaría a los demás, pero poco estimó que descuidarían sus tareas para volver a morir de eso que los consumió una vez.
Hace muchos siglos ese Dios creo cinco espíritus creados uno a cada esquina y centro del infinito conocidos por todo el universo con diferentes nombres y en diferentes culturas, el espíritu de la luz Ganesha, Nerta la hermosa guardiana de la naturaleza, el espíritu que ramificó galaxias Quetzatcoatl, Osiris el más sabio. Pero uno de esos espíritus Behemot estaba en contra del amor, la paz, el solo quería muerte y destrucción, añoraba la guerra y a su paso era lo único que producía Skol y Loki, se unieron al guardián de la obscuridad acabando con todo pronóstico de que esos amantes infortunados pudieran estar juntos estos dioses siempre fueron derrotados por el Dios de la luna que más viejo y poderoso siempre defendió a esos amantes, y una parte del espíritu de la luna se impregnó en Jamě y Miolh, esos seres extraños hechos de amor, que eran dos caras de una moneda, siempre defendiendo al amor, oponiéndose contra todo aquel o aquello que quisiera destruirlo, que de esos viejos y encadenados espíritus le dieron un giro al mundo, tanto que hay noches en que su amor en el punto más alto hace menguar a la luna.
Esos espíritus siguen ahí, en algún lugar del mundo, muy probablemente invisibles en nuestras narices, salvando lo que algunos quieren destruir.

Nic y yo fijamos una fecha para la boda la cual llegó muy rápido, hasta ese victorioso día, la boda seria oficiaba en el jardín de los padres de Nic, todo estaba adornado y acomodado muy a la época, las mesas algo juntas con manteles blancos, luces de un mismo color, la música casi toda era Jazz o de ambiente la comida jamás la probé no se si por nervios o más bien por qué se me hacía asquerosa. El vestido tenía una cola muy grande al igual que el velo, el maquillaje no era muy cargado, es una boda que sin duda hubiera querido tener pero en mi tiempo. Nic lucia muy apuesto con su traje negro, era casi un príncipe de cuento. Llegue a la boda caminando sola no había nadie que me entregará, lo vi desde lejos, esperándome y eso me hacía sentir más feliz que nunca. Cuando me pare al lado suyo no lo podía creer era como un sueño, no preste mucha atención a las palabras intermedias del oficiador, era como si, las ignorará por ver los ojos de Nic los cuales también estaban clavados en los míos.

-Madeline Alcázar aceptas como tu legítimo esposo a James Nicholls para amarlo y respetarlo, para estar con el en la salud y la enfermedad por todos los días de tu vida -todos estaban expectantes a mi respuesta, estaban sonriendo algunos como la madre de Nic llorando -

-Acepto -dije entre una sonrisa -

-Y tú James Nicholls aceptas como tu legítima esposa a Madeline Alcázar, para amarla y respetarla, para estar con ella en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe -

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