Capítulo III

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~Primer acercamiento

    Laboratorio de química, Instituto Harrison, 1:00 p.m.

Según lo que dijo Chase, me toca química las últimas dos clases del día con la "presa". Esta será una gran oportunidad para acercarme a ella y poder ver que tantos de mis encantos tendré que usar para tirármela.

Apenas entro al laboratorio y el olor a químicos inunda mis fosas nasales, trato de acostumbrarme a ello y sigo con lo que estaba haciendo; buscando a la "presa". La encuentro sentada en la mesa que está justo enfrente de la pizarra. Perfecto no pudo encontrar un lugar más cercano al profesor, (nótese mi sarcasmo).

Me acerco a ella cual tigre a su presa y le lanzo miradas asesinas a cualquiera que se quiera sentar en el banco que se encuentra a su lado.

Verás la mayoría de los estudiante tienen miedo de enfrentarme, ya sean hombres o mujeres e incluso algunos profesores. Eso es lo que he conseguido gracias a mi carácter y al hecho de que parezco un matón, pero uno de los más sexys.

Uno de los rumores que nos define a los chicos y a mí, es que creen que cada semestre escogemos a una chica como "obra de caridad" para tirárnosla. Solo unos pocos saben lo de la apuesta, aquellos que son de confianza y de los que sabemos que tienen dinero para pagar.

Volviendo con la "presa", aun no llego a su lado y puedo ver que trae un suéter como dos tallas más grande de color azul marino, unos jean que le quedan flojos, -¿Cómo se que son más grandes que su talla?, verás cuando te pasas desvistiendo chicas a diestra y siniestra cada semana aprendes algo de las tallas, sobre todo de los sostenes, así se hace más fácil descartar a las que no tiene tetas- unos nike blancos, el cabello rizado hasta la mitad de la espalda de color castaño, y esas horribles gafas que cubren casi la mitad de su cara, haciéndome imposible observar sus facciones como se debe.

   ̶   Disculpa preciosa, ¿me puedo sentar a tu lado? ̶  le digo una vez que me coloco a su lado, con una de las voces más seductoras que tengo.

30 segundos, un minuto, y la chica no me contesta, ¿me está ignorando?, ¿a mí?, que cojones nadie me ignora.

   ̶  Tomare como un si tu silencio, preciosa ̶  digo ya de una forma más tajante.

Dejo mis cosas sobre la mesa y me dejo caer en el banco.

   ̶  ¿Me hablas a mí? ̶  me pregunta una voz que es muy dulce y que tiene acento que no logro distinguir de donde es.

   ̶  Si preciosa, ̶  me giro para verla y vuelvo a mi tono seductor de antes ̶   te estaba preguntado si me podía sentar a tu lado

   ̶  Ya veo, no creí que te dirigieras hacía mi con esa elección de palabras, he ahí mi total confusión, que pudo haber sido percibida como una falta de educación ̶  ¡¿eh?! Me he perdido un poco  ̶  puedes sentirte libre de escoger el banco que se te acomode mejor a tus necesidades, ya que los bancos no han sido preseleccionados en un orden concreto ̶   no es que sea un idiota, ¿pero quién habla así? Ni que estuviera hablando para alguno de sus concursos de listilla.

Me tomo unos segundos llegar a procesar lo que me había querido decir, para poder darle una respuesta.

   ̶  Gracias, preciosa ̶  le dedico una sonrisa ladeada mientras que paso mi mano por mi cabello para alborotarlo un poco.

Esto será tan aburrido, por más que se las dé de empollona esta no tardara en caer a mis pies a lo mucho en una semana. Creo que me comprare una botella de whisky con el dinero de la apuesta.

Ya quiero ver la cara de ese maldito Fósforo cuando le quite más de su dinero.

   ̶  ¡Muy bien joven Lander!, el fósforo es el elemento número quince de la tabla periódica ̶  dice una voz profunda, que hace que pose mi mirada a la pizarra.

   ̶  Al parecer al exteriorizar tu conflicto interno con el Fósforo, ha sido de ayuda para responder la pregunta del Profesor Anderson ̶  me giro a ver a la "presa" que es la que me está hablando ̶  ya que no dejo que fuese yo la que contestara aquella interrogante ̶  y dale con hablar de esa forma.

   ̶   Ya que es usted él que me dado la respuesta joven Lander, le importaría pasar a anotar los datos del Fósforo a la pizarra ̶  más que una pregunta es una orden del anciano.

Antes de responderle algo, jodidamente grandioso, siento algo en mi mano derecha, haciéndome dirigir mi atención al papel que se encuentra en ella. Es una letra de chica, lo sé porque consigo teléfonos de mujeres a montones, pero esta es una letra más delicada por decirlo de una manera. En la nota se encuentran algunos signos y números de lo que supongo es la respuesta a la orden del anciano, me paro de mi banco y apunto todo como esta en la nota, al terminar veo como el anciano se queda con la mandíbula apretada y tragándose las ganas de dejar en ridículo.

   ̶  Pase a su asiento joven Lander ̶  me ordena algo cabreado el anciano.

   ̶  Cuando quiera ̶  le digo mostrándole una sonrisa.

Una vez ya en mi lugar me acerco un poco a la "presa" para darle las gracias por haberme dado esa nota, pero antes de pronunciar alguna palabra, una voz chillona se oye por el parlante.

"Señorita Katherine Robinson, favor de presentarse en la oficina del director,
Señorita Katherine Robinson, favor de presentarse en la oficina del director".

La "presa" toma sus cosas, camina hasta donde está el profesor intercambian unas cuantas palabras, ella asiente y después sale por la puerta.

Tras esto yo solo cierro mis ojos y suspiro con frustración, esta vez te escapaste "presa" pero mañana te daré caza otra vez. Una leve sonrisa se me escapa de los labios al estar planeando como lo hare.

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>>Cada vez surgen más ideas en mi cabeza de cómo debo de plantear está historia para que sea lo más cercano a lo que tengo en mente.

Me des estreso mucho haciéndola, por no mencionar que me divierto demasiado.

Bienvenidas las críticas constructivas. <<

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